Benedicto XVI y el derecho



En el momento de escribir la presente nota, acaba de finalizar la misa por las exequias del Papa (ya no emérito) Benedicto XVI, lo que me ha suscitado una cierta zozobra por lo que considero una insuficiente cobertura mediática, considerando la relevancia de su doctrina y lo que ha significado para la Iglesia católica, es decir, para todos quienes hemos sido bautizados en esa fe. Por tal motivo, me he tomado el atrevimiento de escribir estas breves reflexiones desde mi posición de abogado y académico de Derecho, sobre el pensamiento del cardenal Ratzinger acerca de este “arte de lo bueno y de lo equitativo” según la definición de Celso. 
Para ello, no he encontrado discurso más elocuente y pertinente que el pronunciado por el Santo Padre en el Parlamento federal alemán, su tierra natal, el 22 de setiembre de 2011. En esa ocasión, el Papa inició su exposición reflexionando sobre los fundamentos del derecho valiéndose de la Sagrada Escritura, más concretamente, del Libro de los Reyes, en la parte que dice que Dios concedió al rey Salomón, con ocasión de su entronización, formular una petición, a lo que el Papa se pregunta, tal como podemos hacer nosotros, qué pedirá el rey: ¿riqueza, una larga vida, vencer a sus adversarios…? Pues no, el sabio rey pidió “un corazón dócil para juzgar a su pueblo y distinguir entre el bien y el mal”.
El Papa explica el mensaje del relato bíblico afirmando que lo que en definitiva debe ser importante para un político, no debe ser el éxito, aún reconociendo que este es necesario como medio para aplicar, pero no como fin y mucho menos el beneficio material. La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz. “Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue al Estado de una gran banda de bandidos”, dijo San Agustín en cierta ocasión. Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es, y sigue siendo, el deber fundamental del político, nos dice el Sumo Pontífice.  
Pero ¿cómo podemos distinguir entre el bien y el mal, entre el derecho verdadero y el derecho aparente? nos interpela el Papa. Y he aquí la magistral enseñanza que nos dejas Benedicto, especialmente en los tiempos constituyentes que transitamos en Chile: “Para gran parte de la materia que se ha de regular jurídicamente, el criterio de la mayoría puede ser un criterio suficiente. Pero es evidente que, en las cuestiones fundamentales del derecho, en las cuales está en juego la dignidad del hombre y la humanidad, el principio de la mayoría no basta: en el proceso de formación del derecho, una persona responsable debe buscar los criterios de su orientación”.
Basados en esta convicción, continúa el Papa, existió “la resistencia” al horror del nazismo y otros regímenes totalitarios, prestando así un servicio al derecho y a toda la humanidad. Para ellos era evidente que el derecho vigente era injusto, sin embargo, en las decisiones de un político electo bajo un sistema democrático, lo que es bueno y malo, lo injusto y lo injusto, no parece ser tan evidente. Hoy, nos dice el Santo Padre, “no es de modo alguno evidente de por sí lo que es justo respecto de las cuestiones antropológicas fundamentales y pueda convertirse en derecho vigente”.
 

Académico. Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Temuco

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