Estrechez de información – El Mostrador



Parafraseando la célebre canción de Los Prisioneros, vivimos en una aparente sobreabundancia de información y noticias, donde con un simple clic se puede acceder a un contenido casi infinito sobre cualquier tema que nos interese. Claro, hay que preocuparse de la claridad y transparencia de las fuentes, de la neutralidad de la información, de la influencia del famoso algoritmo y etcétera. Si bien esto es válido para prácticamente todos los tópicos, es especialmente relevante para ese ecosistema que llamamos “las noticias”.
¿Qué son las noticias en Chile? Un conjunto de información sobre actualidad y lo que está pasando, aparentemente completo y neutral que nos permite estar al día y así relacionarnos de forma informada y con una opinión supuestamente propia con quienes forman parte de nuestros grupos de referencia e interés. Los soportes fundamentales son la televisión abierta y sus noticieros, la prensa escrita y sus titulares, los medios electrónicos y sus clics y las radios (especialmente en zonas rurales). Pero  hoy las verdades de cada medio se divulgan en todo tipo de programas, destacándose lo que mal llamamos farándula y matinales televisivos. Ahí, se transmite todos los días y a  cada hora valores y éticas terriblemente dañinas especialmente para quienes los ven (los absorben, en realidad) como la verdad revelada.
¿Qué sabemos, qué parece ser lo importante si uno echa un vistazo a estos insumos? La verdad que no aprendemos mucho del mundo, más allá del Príncipe Harry y el fútbol. Hacia dónde va nuestro planeta, nuestro país, nuestras comunidades no parece tener mayor relevancia.
En los 70 salió un libro llamado “La Construcción Social de la Realidad” (Berger y Luckman), que nos muestra como cada realidad es una construcción social; aquí cabe sugerir que el concepto de sociedad, con sus valores éticos y  de elementos constitutivos relevantes,  es ya, a su vez, una construcción de intereses particulares.
Sin embargo los medios no sólo entregan información, según su propia línea editorial, sino que fundamentalmente  construyen opinión pública. Opinión pública sobre los temas que libremente deciden pero también sobre aquellos de los que prefieren no hablar. Y estos últimos terminan entonces invisibilizados para la opinión pública con menos experiencia- e interés- en las noticias, tal como las hemos aquí definido. Porque “leer las noticias” es hoy una especie de arte, para entender entre líneas, ver lo que no se muestra y captar motivaciones editoriales. Leer las noticias incluye desde los titulares con sus correspondientes bajadas, las fotos que se escogen para acompañarlos, el famoso GC o Generador de Caracteres en Televisión, el momento en que son emitidas y una larga lista que entrega el contexto, aquel que generará una percepción en las audiencias. A eso hay que estar atento para aproximarse a una comprensión del ecosistema de medios en Chile.
Por estas razones, es de mayor importancia conocer lo que está detrás del escenario en los medios donde nos informamos, lo que debe partir por la total transparencia de los mismos. Un comienzo es la declaración de quiénes son sus propietarios, inversionistas, equipos directivos y profesionales, (un avance que es más claro en los diarios digitales), pero también sus redes de poder e influencias. Un largo trecho que nos falta por recorrer.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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