Mujeres en ciencias: avances y brechas que inciden en el desarrollo de Chile



Según cifras destacadas por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, solo 1 de cada 4 matrículas de áreas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) en el 2018 fueron de mujeres. Además, solo el 5% de las mujeres trabaja en áreas de tecnologías.
Si bien es una tendencia que ha costado transformar, algunas científicas del país creen que hay oportunidades y que se debe trabajar con mayor intención el incentivo de género en estas áreas donde el espacio regional puede ser un territorio que permita dar pasos concretos hacia una realidad de mayor equidad.
Según indica la ingeniera civil bioquímica y PHD en Biología, Biotecnología Industrial y Aplicada, Gloria Bravo Barrales, para potenciar a la mujer en ciencia hay que “crear espacios y condiciones que faciliten la participación de las mujeres, promover e incentivar a edades tempranas la formación de las niñas y acercar la experiencia de mujeres que se desarrollan en estas áreas. Pero, sobre todo, es fundamental apoyar a las niñas, adolescentes y jóvenes con vocación, reconociendo la desigualdad y brechas de género que limitan su participación en CTCI (Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación)”.
En una línea similar, la ingeniera civil de industrias con mención en Ingeniería Química (PUC), MBA (PUC) y Socia de DFM Consultores Ambientales, María José Meneses, también dice que se debe “incentivar a las niñas desde muy temprana edad y asegurarnos de que desarrollen las habilidades necesarias y acompañarlas en este camino, demostrándoles con ejemplos que se puede seguir una carrera del área, y que su aporte es muy valioso en el desarrollo de esta”.
A trabajar desde las regiones
Las regiones cumplen un rol crucial en el desarrollo local tanto del conocimiento científico como económico, y en esa línea, Gloria Bravo, que actualmente también se encuentra trabajando en el área de I+D relacionada con la biotecnología industrial de ambientes extremos en su empresa Biotecnológica Arauco SpA, considera que “la investigación liderada por las universidades es buena, pero falta que esta se conecte con el mercado en términos de intereses, desafíos y vocaciones productivas de cada una de las regiones. Me parece que sigue existiendo una brecha entre la capital y el resto de las regiones que se ha transformado en una deuda permanente y pendiente de superar”.
Asimismo, la ingeniera civil industrial de la Pontificia Universidad Católica y que actualmente se desempeña como coordinadora de Desarrollo Ambiental en Las Salinas, Stephanie Rotella, explica que es importante potenciar el desarrollo científico a nivel regional porque permite que más personas tengan acceso a los beneficios de generar mayores redes de investigación e innovación.
“Si se logra potenciar el conocimiento científico de todas las mujeres a lo largo del país, se enriquece más la ciencia con nuevas perspectivas y enfoques, lo que puede llevar a soluciones más innovadoras y eficaces para los problemas que enfrentamos”.
Junto a ello, la ingeniera también destaca el valor de la promoción de la ciencia aplicada al terreno y como esto puede servir de estímulo para las nuevas generaciones. “Durante el verano tuvimos oportunidad de conocer a las niñas y adolescentes de la Academia Atómicas de Fundación Tremendas, a quienes explicamos en terreno el trabajo que estamos desarrollando junto a las universidades de Playa Ancha, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Federico Santa María más expertos extranjeros para impulsar el proceso de biorremediación, que permitirá completar el saneamiento del terreno en Las Salinas ubicado en Viña del Mar. Demostrar cómo en la Región de Valparaíso somos capaces de integrar lo abstracto con lo práctico es una tremenda experiencia. Dar cuenta cómo desde la teoría se pasa al laboratorio y del laboratorio al terreno para solucionar un problema muy concreto es uno de los mejores incentivos para promover el interés por la ciencia, su estudio y promoción”.
Por otro lado, María José -quien actualmente trabaja realizando asesorías en temas de calidad del aire y meteorología para empresas de diversas industrias-, destaca que desde hace algunos años se ha comenzado lentamente a fomentar la descentralización de la ciencia desde algunos aspectos, como “fortaleciendo las capacidades CTCI en universidades. Hay grandes proyectos que se encuentran en desarrollo en centros de investigación como el CCTVal en Valparaíso y los asociados a la Universidad de Concepción”. Agrega que el gran desafío se encuentra en potenciar el desarrollo de investigación en el norte, aprovechando toda la experiencia en minería en la zona, y los desafíos y oportunidades que esta presenta.
Lo mismo piensa la investigadora en microbiología/biología molecular en áreas ambiental, forestal, microbioma y alimentos, Katia Soto, quien explica que desde que estudió su pregrado en la Universidad de Valparaíso, “es evidente que se ha avanzado bastante en priorizar la investigación que se realiza en regiones (…) como por ejemplo destacar a las empresas CyT que están creciendo desde regiones, crean una fuerza laboral con foco en investigación que promueve el poner a esas regiones en el centro del ecosistema CTI”.



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