“Tierra de nuestras madres”, la sátira de Liz Lobato: hallazgo que recuerda a “Esperando la Carroza” y cómo conecta con Argentina



* Nota escrita por Antonella Morello y Micaela Robles.Un nombre solemne para una comedia disparatada. “Tierra de nuestras madres” lleva en su condensa en su título la ideología de su autora, Liz Lobato, pero de entrada su film propone una experiencia excepcional, insólita, y por ello tan atractiva. Un relato que remonta a lo mejor del neorrealismo italiano, al cine de posguerra europeo, pero que a la vez busca ser lo más contemporáneo para dirigirse a las generaciones jóvenes.La película es una suerte de cuento chino situado en La Mancha (España) pero su Quijote es Rosario (interpretada por el actor Saturnino García), una anciana de más de 80 años que extrae manualmente y desde el salar, el producto que luego repartirá en bolsas por el pueblo manchego. Sin embargo, quien narra sus peripecias es su cabra, Emilia, que tiene la particularidad de tener la voz de la madre de la directora. “La Mancha hace al Quijote. La gente de aquí históricamente lucha contra los molinos de la sociedad, del tiempo, de las tempestades, de las sequías, de las clases sociales”, Liz Lobato.El conflicto se desata en las sombras, cuando una multinacional adquiere los terrenos del pueblo en subastas y los vecinos se ven obligados a abandonar sus casas, a costos ínfimos. La resistencia de esta anciana que no da el brazo a torcer, y una rebelión que se remonta a las invasiones francesas de antaño, junto a un conjunto de situaciones descabelladas, asientan un film que es una particularidad en sí misma. Una declaración de principios, valores y amor, de parte de su directora, nacida y criada allí.“Creo que en los sitios donde más dura es la vida es donde más mora la ironía y domina el humor inteligente; sale de la raíz”, Liz Lobato.Estrenada en el Festival de Cine de Málaga, y con 14 candidaturas a los Premios Goya, la película es además un hallazgo del 38° Festival de Cine de Mar del Plata donde Liz Lobato arribó por primera vez, participando en la selección “Nuevas Autoras”. También te puede interesar: “Partió de mí un barco llevándome” y todos los ganadores del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata“Conocí Argentina hace 20 años, cuando vine como actriz junto a mis compañeros a rodar una película que se llamaba ‘Bahía Mágica’, y que se grababa en un Mundo Marino”, revela en exclusiva con Filo.news. “La verdad es que conocí un poco de Buenos Aires y San Clemente. En realidad estamos todos locos, así que estuve muy cerca. Y ahora aluciné. El público de aquí es brutal y a la vez muy conocedor del cine, capaz de entrar afectivamente en las películas. Eso es muy bonito porque normalmente tienes una cosa o la otra, pero aquí se junta el conocedor del cine y que a la vez entran como niños pequeños a vivir la magia”, reflexiona.Liz Lobato junto a su cabra protagonista.La infancia de la autora está íntimamente ligada a su película desde el principio: cuando sus personajes se presentan a modo de muñequitos, un guiño tanto a los soldaditos de plomo al mismo tiempo que sugiere que la directora es como esa niña que fue, hoy abriendo su juego, dejando que espectadoras y espectadores participen.Por completo filmada en blanco y negro, —«como veo la vida»— reconoce Liz Lobato, “Tierra de nuestras madres” se grabó casi en su totalidad en la pandemia, metafóricamente un contexto mundial de amenaza y extinción. “Empecé a escribirla en 2008 y la terminé en el 2011” recuerda la directora. “Estuve hasta el 2019 intentando encontrar producción pero de pronto en 2018 gané un dinero como actriz y fue el momento. Dije: ahora o nunca. Y lancé en el pueblo mi pequeño crowdfunding, junto a una petición de ayuda en el fondo. Entonces la gente se sumaba a ayudar. Todos los días venía una persona a traernos hielo gratis para nuestro proyecto. Nos dejaban la furgoneta en un camino, venían a hacernos la comida o la preparaban los actores. Cocinábamos en medio del campo, súper ecológicos: con botijos para beber, casquillos de acero cada uno con su nombre. La gente nos dejaba cabras, aperos, focos de luces, generadores. Se acercaban y nos decían: ‘¿qué necesitáis?’”, añade.También te puede interesar: “Elda y los monstruos”, peregrinaje a una «virgen glamorosa»: “La primera vez que me vi maquillada me di cuenta que era una diosa”El elenco fue integrado por completo por artistas del pueblo. García, está acompañado por José Luis Cruza, Milagros Torres Perales, Luis Tejera Gálvez, Carlos Alberto Márquez, entre otros y otras. Cada uno y una, miembros de los talleres de teatro. Ninguno cobró un sueldo por participar en la película. Fuerza de voluntad y convicción. A tono con esta suerte de fábula histriónica.Protagonistas de “Tierra de nuestras madres” | Foto: Instagram @tnmadres.* En las funciones el público también notaba el paralelismo y las conexiones entre tu película y lo que está pasando políticamente en nuestro país. Desde tu tierra, ¿cómo nos ves a los argentinos?Para mí es brutal. Hice ese paralelismo y como dicen: “pinta a tu pueblo y pintarás el mundo”. Esto que es muy local, de pronto uno diría ni siquiera es un espejo, no es un reflejo, sino una evidencia que se extiende en su acuarela y llegan las ramas a todos los sitios. Entonces, el problema que se plantea en la película se entiende perfectamente aquí incluso más que en España y de una manera actual muchísimo más aguda y presente.* ¿Hay algunos directores o cineastas españoles, o también de otros países que te hayan inspirado para construir la película?Sí, hay un sustrato de José Luis Cuerda y hay unas imágenes muy concretas que yo quería reflejar en la película que vienen de “Pajaritos y pajarracos” (1966) de Pasolini, de  Luis García Berlanga, de Mister Marshall y también con Chaplin.La directora Liz Lobato presentando “Tierra de nuestras madres” | Foto: Gentileza de prensa Festival de Cine de Mar del Plata.* Justamente hay una conjunción de universos y formatos en la película. Vos decís “veo la vida en blanco y negro”, ¿también ves la vida un poco ridícula?Sí, Claro. Es la única manera de sobrevivir. Creo que en los sitios donde más dura es la vida es  donde más mora la ironía y domina el humor inteligente, el que sale de la raíz. Hay que verla así, y reírse de una misma, si no es un embole. * ¿Por casualidad viste la película argentina “Esperando la Carroza”? Porque así como vos pintás tu pueblo, esta es uno de nuestros clásicos que pinta la idiosincrasia local, incluso, la protagonista también es una anciana interpretada por un hombre, Antonio Gasalla, que va mostrando las miserias de todos los personajes, y las clase sociales a las que pertenecen.Ay no la vi pero tengo que verla.Saturnino García es Rosario en “Tierra de nuestras madres”, de Liz Lobato | Foto: Instagram @tnmadres.* ¿Cómo y por qué decidiste que Rosario fuera interpretada por un hombre?Hoy está tan de moda lo literal. El ¿cómo se interpreta esto? ‘Ay es literal’. Y me parece tan pobre, porque no deja de señalar lo superficial. Yo intento entrar en todos los lugares de la película, emocionar e ilusionar para que sea simbólico todo: el señor, la cabra. El espectador necesita que no lo traten de imbécil, y yo necesito crear ahí, que sea un salto de imaginación. Entonces ahí si Rosario es una señora y es interpreta una actriz maravillosa, bueno, bien, pero esta es una historia pequeña y yo quiero contar una más universal que tiene mucho más que ver con los síntomas. Y necesito, que sea un hombre, el animus, que no tenga que tener una definición.* En “Esperando la Carroza”, cuando sus autores explicaron por qué eligieron a un hombre para interpretar a esta matriarca de la familia, dijeron que generaba menos impacto o conmoción porque le van pasando cosas tremendas, para correrse del “pobre ancianita”, ¿algo de esto te pasó a vos? Totalmente. Porque no tenía que ser literal. No quería ver a la Rosario que era efectivamente. Es la madre de todas las madres.También te puede interesar: “Malqueridas”: relatos de maternidades, encierro y resistencia* Aparte se suma la multiplicidad de significados que tiene la misma cabra ¿no?Terribles significados: porque la cabra es el ridículo, es el demonio, la que come todo (papel, tela), la que sobrevive en sitios donde nadie sobrevive y sube y baja de sitios donde nadie va.  * La cabra te recuerda a una canción ¿no? ¿Es un clásico de La Mancha o de España?La cabra, la cabra / La puta de la cabra / La madre que la parió, ¡hey! / Yo tenía una cabra y la muy puta se murió. Esa canción se canta en las fiestas en mi pueblo cuando la gente está borracha.* Hablando de La Mancha, es inevitable no vincular al Quijote, tomar el ridículo para desandar un montón de situaciones sociales.Esta cosa maravillosa que tiene el Quijote, de desnudar ciertas cosas. El Quijote nace de La Mancha, es decir que La Mancha hace al Quijote. Porque son gente que históricamente luchan contra los molinos de la sociedad, del tiempo, de las tempestades, de las sequías, de las clases sociales.También te puede interesar: “Las dos Mariette”: la osadía de enfrentar los silencios que heredamos* Todos tus personajes también comparten ese devenir histórico, personas que a través de las guerras, de las invasiones francesas, han tenido y librado sus hazañas heroicasY hazañas un poco ridículas también ¿no? pero que no dejan de ser heroicas. Los franceses estuvieron en mi pueblo y se los echó. Se luchó pero a la vez es todo ridículo.Poster de “Tierra de nuestras madres”.* ¿Cómo fue la elección de tu mamá para que diera voz a esta cabra? Mi madre es una mujer muy potente y que con ocho años ya actuaba zarzuela en mi pueblo, dirigida por mi abuela. Ella siempre lo contaba. Era pintora también. Luego se casó, tuvo ocho hijos y bueno, no dejó el arte pero sí mucha parte de ese arte. Para la cabra yo quería que tuviera una voz muy particular, con una fuerza muy de la tierra. Ella me dijo ‘hazlo tú, que eres actriz’. Lo probé y sonaba muy a actriz. Entonces la llamé a mamá, que tiene 94 años y estaba recién operada del corazón y estuvo grabando como una campeona. * ¿En qué detalles reconocés tu historia personal en la película?La cabra también soy yo, porque cuento esta historia. Esa pequeña que quería ser escritora. He hecho cuatro películas de ficción, dos documentales, y estoy haciendo un doctorado en cine sobre memoria transgeneracional de la Guerra Civil. Todo en mi pueblo. No por autorreferencia, sino por cuidado de raíces. Yo necesito, es un asunto personal, cuidar de mis raíces y hacerlas visibles.* Además la definís como una película comunitaria, ¿cómo fue proyectarla en el pueblo y verla con la gente?Primero hicimos en la Premiere en Madrid y fue brutal, fue muchísimo público al cine. Un aplauso de horas, la gente comentando. Y yo creía que en el pueblo iba a ser igual y fue lo contrario: estaban muy callados, se reían en las partes cómicas, sí, pero muy serios.Yo estaba en el suelo, me había quedado en el pasillo, a un lado para ver. Tenía cerquita a una niña como de 20 años: que en la escena que dicen “venden mi casa, y me la compran por nada”, veo cómo se sobresalta. Ahí dije, “claro si es Francis”. A la actriz ella la conoce de toda la vida. Es la gente que ellos conocen, en las calles que caminan todos los días, diciendo que los están echando. Esa primera vez no pudieron ver la película con distancia: creían que estaban vendiendo el pueblo. Fue muy tremendo. Y al final, vieron que era una película, se relajaron y aplaudieron. Ahí empezaron a amarla, la querían proyectar tres días y se quedaba la gente, la cola que daba vuelta a la manzana. Señoras de 80 años diciéndome: ‘la he visto 4 veces y le encuentro cosas diferentes’.Liz Lobato junto a Saturnino García, como Rosario en “Tierra de nuestras madres” | Foto: Instagram @tnmadres.* Ahí se ve la importancia de lo universal, pero también de ver las películas en sus contextos. En Argentina, nuestra historia parte del desarraigo: la de las comunidades originarias en la conquista española, la llegada de migrantes europeos en las guerras, estamos atravesados por invasiones y éxodos en nuestra tierra. ¿Pensaste en esto viniendo acá?Lo que yo veía era lo que estaba pasando aquí (con Javier Milei). El presente es tan presente que no pensé en la historia. Pero tienen toda la razón: es un país atravesado por el desarraigo.* ¿En qué pensabas al venir?Lo que sucede políticamente y las alternativas de candidatos presidenciales que conducen al desarraigo. Creo que Argentina y España tenemos algo en común: algo que los colonizadores plantaron aquí y creció es una falta de amor por lo suyo, por la tierra de uno.* Ese tema generó guerras civiles acá (federales vs unitarios), un grupo político que aspiraba a construir un modelo de Nación imitando el de Europa. Ahí ya uno empieza a vender su tierra.Si tú aspiras a ser algo que no eres, es que lo tuyo no lo valoras.* Y a la vez es una reacción a la inversa, luego de que te convencieran que esa compra es lo mejor que te puede pasar.Absolutamente.También te puede interesa: “El otro hijo”: llega la película del director colombiano Juan Sebastián Quebrada: hacer el duelo* En tu película a la vez hay una mixtura de generaciones que te hacen preguntarte: ¿en qué época está ubicada? Los personajes están vestidos de una forma, pero hacia el final llegan otros con prendas más modernas. ¿Fue una intención para hablarle a la vez al neorrealismo europeo y a la juventud?Todo convive. Es una cosa muy bonita que estas viejas del pueblo muchas me digan: “¡qué bonito ver una película de antes!”. Se creen que es de época. A la vez, la importancia de traer la memoria, que la hiperdependencia a la tecnología la está eliminando.* En Argentina la memoria es un símbolo. ¿Pero en España cómo lo viven? hay algo almodovariano de recuperar los muertos de la tierra, esas heridas que uno lleva.En España la sociedad tiende a ignorar la memoria. Quiere huir de sus raíces y territorio.* ¿Allá también les pasa eso? ¿por qué creés que quieren huir de esas raíces?Porque así las cosas tienen menos valor, y así los pueden manipular. Porque al final si no funciona nada. Necesito peso para que no me lleve el viento. Hoy todo se vive ligero. Yo necesito saber de dónde vengo. Cuando yo era chica uno te decía: ‘¿hermosa de dónde vienes?’ y una respondía: “de los Lobato” e ibas diciendo todos tus apellidos: Roldán, Morán… y así. Y te respondían: “Ay, yo conocí a tu abuela”. Tú eres toda tu historia. No sólo por tu familia de origen sino por tu comunidad, por pertenecer.“Tierra de nuestras madres”, una fábula burlesca audiovisual, que como el género literario, incluye personajes que hablan, y una moraleja.
 



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