Diego Torres despidió el año con un show lleno de clásicos e invitados sorpresas



“Estamos acá para recordarle, y recordarnos, todo lo que compartimos juntos”, expresaba una de las fanáticas, mientras otra afirmaba: “Lo sigo desde La Banda del Golden Rocket, con eso te digo todo”. En el murmullo de la multitud, se escuchaba: “Crecí con él, ¿cómo no voy a venir a verlo?”. Aquellas fueron algunas de las respuestas ante la pregunta: ¿por qué decidiste venir al show?. Cada testimonio reafirmaba un hecho imposible de ignorar: la música de Diego Torres fue una gran compañía a lo largo de generaciones. Y aunque, al mirar hacia atrás, tres décadas puedan parecer un suspiro, el concierto demostró que fue un largo tiempo.La anticipación se desbordaba entre los fans desde el anuncio de sus dos fechas en el Movistar Arena para el 2 y 3 de diciembre. La demanda por ser parte de la experiencia fue abrumadora, agotando en tiempo récord todas las entradas para ambas noches. No cualquiera logra un sold out, pero Torres demostró estar a la altura de las circunstancias. El pasado domingo, el cantante le regaló a sus seguidores una velada para la historia. Desde sus primeros pasos en la industria musical hasta la actualidad, en unas casi dos horas y media de puro ritmo, hizo sentir la esencia de la música latina.El reloj marcaba las 21 horas cuando las luces se apagaron, dando paso al estallido de aplausos que acompañaron la entrada del artista al escenario. Con la energía que lo caracteriza, el cantautor abrió la noche con una secuencia de hits, desde “Puedo Decir” hasta el contagioso ritmo de “Por La Vereda Del Sol”, haciendo que el público se levante de sus asientos con cada acorde. Entre los lapsos de las canciones, y los “Olé, olé olé” que tanto representan a la audiencia argentina, Diego apeló al humor negro y logró divertir a sus fans. Desde el comienzo del concierto hasta el último tema, se tomó descansos para interactuar y derretir a sus seguidores con chistes. “Ustedes son cómplices”, recordaba, de a ratos.Entre emociones y encuentros especialesPara alegría de sus fans, el artista volvió a demostrar su destreza innata para moverse al ritmo de los grandes clásicos como “Un Poquito”, hasta “Usted” y una versión reggae de “Tratar de estar mejor”. Pero no todo se trató de los viejos tiempos. Entre las novedades, “Mejor que ayer” hizo su aparición casi como bis, seguida del estreno conmovedor de “Las Leyes de la Vida” junto a sus sobrinos Ángela y Benja, un instante íntimo, colmado de complicidad y amor.Pero sus familiares no fueron los únicos que lo acompañaron en la noche del domingo. Además de los nueve músicos y tres coristas que tocaron junto a él, el cantante decidió ampliar el círculo y compartir su segundo show con invitados excepcionales. “Esta noche nos acompañarán verdaderos amigos, personas muy especiales”, anunció con entusiasmo. Y fue así como, después de unos minutos, David Lebón subió al escenario e inundó el estadio con la emotividad de “Seminare”. “Gracias por invitarme, lo necesitaba”, le dijo el guitarrista a Torres. Los espectadores también pudieron disfrutar de colaboraciones con el cantante francés Florent Pagny y el reconocido músico peruano David Lebón, lo que añadió una dimensión internacional a la velada, entrelazando culturas a través de la universalidad de la música.Más de 30 años de pura músicaSin embargo, el punto culminante del espectáculo llegó con “Color Esperanza”, la canción convertida en un himno de unidad. El estadio, lleno de fans de todas las edades, se unió en un coro para darle un cierre a un show al que no le faltó nada, ni siquiera un gramo de emoción. Y como dice el famoso dicho, lo mejor para el final: Diego se despidió con su último hit “Mejor que Ayer”. Sí, su “último hit”. Porque, a pesar de llevar más de 30 años como una estrella consagrada, sigue creando éxitos que resuenan en las radios y tienen el poder de contagiar el entusiasmo en cada rincón del Movistar Arena.



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