La renuncia de Armienta



Eran las cinco de la tarde del 7 de abril de 1972 cuando los estudiantes que se encontraban en la azotea del Edificio Central de la UAS bajaron a la calle, para marchar hacia el atrio de catedral, donde efectuaron un mitin. Poco después llegaban a la funeraria San Martín, donde se velaban los restos de Juan de Dios y María Isabel. Llevando sobre sus hombros los ataúdes de los jóvenes universitarios caídos por la mañana, bajo las balas de la policía, iniciaron camino hacia el viejo edificio universitario.                         A las seis de la tarde, en la Escuela Libre de Derecho, se reunió el Consejo Universitario. Gonzalo Armienta Calderón toma la palabra para presentar su renuncia como rector de la UAS. La depresión lo embargaba. Incluso, los últimos párrafos de su renuncia fueron leídos por el secretario general Rafael Armando Guerra Miguel, al no poder controlar un nudo en la garganta. Finalmente el CU acuerda pedir a la Junta de Gobierno no acepte la renuncia. La sesión fue suspendida para continuarse al día siguiente, 8 de abril. Mientras llegaba la respuesta de la Junta de Gobierno, el CU atendió algunos asuntos sin trascendencia, sin mencionarse jamás la muerte de Juan de Dios y María Isabel. Un silencio sepulcral invadió la sesión al arribar la contestación. Armienta Calderón, finalmente dejó la rectoría. Eran tiempos muy difíciles.



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