AMLO, Quirino y el «estatequieto» a sus respectivas huestes



La fotografía tomada el martes en Palacio Nacional donde el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Quirino Ordaz Coppel aparecen sonrientes, en franca actitud de amistad y cercanía, debió ser un «estatequieto» para más de uno en Sinaloa: muy destacadamente, para quienes integran los grupos parlamentarios del PRI y de Morena.La gráfica en mención se viralizó en redes, y fue tomada en el marco de la primera reunión de Conago con AMLO como presidente de la República.Horas antes, tanto Graciela Domínguez, de Morena, como Sergio Jacobo, del PRI, llevaban a nuevos estadios de confrontación el tema de la «cuota liga», que para este momento ya debería quedar en el olvido, pero que ambos se empeñan en mantener latente vía mediática, cada uno con boletines y ruedas de prensa, amén que el mismo martes, en la tribuna del Congreso del Estado, la diputada morenista Flora Miranda denunciaba haber recibido amenazas a su integridad (nunca especificó por parte de quien), como represalia a su punto de acuerdo sobre las cuotas campesinas.Pero qué necesidad, diría el finado (en vísperas de resurrección, dicen) Juan Gabriel. El punto de acuerdo finalmente se aprobó, y el gobernador ya dio acuse de recibo, al declarar que encargó el asunto a su secretario de Administración y Finanzas, Carlos Ortega Carricarte.La mal llamada «cuota liga» (puesto que no es solo para la Liga de Comunidades Agrarias, sino para todas las organizaciones campesinas, incluidas algunas que hoy son de orientación morenista, como la Fedepas) se creó en el sexenio de Renato Vega Alvarado para ayudar al sostenimiento de las asociaciones agrícolas que son, finalmente, las que dan la cara por los productores a la hora de enfrentar cualquier problema. La cuota en realidad es mínima, y si inmiscuyeron al Gobierno del Estado es debido a que el cobro se realiza a través del impuesto predial rústico. En efecto, la organización que más dinero recibe por este concepto es la LCA, pero, igualmente, decíamos, obtiene un porcentaje, por ejemplo, el Fedepas, cuyo dirigente es el diputado morenista Ocadio García, quien se ha quedado calladito en las discusiones. Desde luego que, hoy por hoy, a las filiales de Morena lo que les sobra es dinero, por el incremento en el financiamiento público que, en virtud de la votación el 1 de julio, obtuvo ese partido. En el PRI ocurre al revés: sus prerrogativas se redujeron considerablemente por la baja votación. Lógicamente, defiende con uñas y dientes las escasas entradas de dinero que conserva.El hecho es que tanto el PRI como Morena han llevado demasiado lejos esta controversia. Esperemos que hayan captado el mensaje AMLO-QOC y le bajen tres rayitas al volumen, porque esto ya huele a rudeza innecesaria.MANTELES LARGOS. El PRI, por cierto, tiene mucho trabajo que hacer, en lugar de andar de pleito con sus adversarios: mañana viernes tiene lugar la toma de protesta de Jesús Antonio Valdés Palazuelos y de Cinthia Valenzuela Langarica como presidente y secretaria general, respectivamente, del Comité Directivo Estatal del tricolor. Asiste Claudia Ruiz-Massieu, presidenta nacional del PRI, y el acto se llevará a cabo a las 18:00 horas en el auditorio Benito Juárez.ACLARACIÓN. «Con todo respeto, señor presidente, México no está en crisis ni en bancarrota», escribe el exdiputado federal Heriberto Galindo Quiñones en su más reciente texto, tras la afirmación que, en ese sentido, hiciera AMLO en su toma de protesta. «Exceso discursivo», lo considera Galindo, y para muestra un botón: la economía de México es reconocida como una de las principales del mundo, y por ello es integrante del grupo de los veinte países con finanzas más sólidas, el G20. Razón no le falta al guamuchilense.



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