Vivir la dulce voluntad | EL DEBATE



Sinaloa.- He aquí la historia de una tarde en la que se combatió el odio esparciendo el amor.Leer también: ¡Hay mucho amor en Culicán! No más prejuicios: Dávit GonzálezTodo comenzó en las inmediaciones de La Lomita al atardecer. Hasta allá llegaron centenas de personas, entusiastas y expectantes. En cuanto arribaban al lugar agitaban las manos en el aire, reafirmando su felicidad por formar parte en la quinta Marcha por la Diversidad Sexual.

Foto: El Debate

Los que llegaban eran recibidos con gritos de otros que ondeaban banderas multicolores.Leer también: “No son terapias de conversión, es represión”Eran las 17:00 horas, y el clima era arrasador. El calor se sentía en cada poro del cuerpo, aunque eso no mermó el ánimo de los participantes. Conforme se acercaba la hora de partir, los preparativos se hacían más intensos. Algunos buscaban de entre sus cosas los pañuelos multicolores, mientras en otro lado se concentraban en la elaboración de pancartas y cartulinas, o hacían la última revisión a los carros alegóricos.En los prolegómenos de la marcha los cuerpos se rehacen. Ayudados por Eros, moldean con alegría la simetría de sus facciones, realzan su presencia como una escultura, embellecen su cara con emoción, impartiéndole el toque de sus dedos. Desdoblan prendas y se las encajan ceñidas al cuerpo, repasando los pliegues y viéndose unos a otros con miradas cautivas.Entornan sus cejas y se acomodan sus coronas. Su empeño por acicalarse obedece a embellecerse, pero sobre todo para que sus cabellos, sus labios y sus ojos hablen por ellos y por lo que son.

Foto: El Debate

Luego de las arduas tareas, todos están listos y se forma el contingente, el «más amplio que ha habido en todo los años», destaca uno de los líderes.El andar interminable
El colectivo es grande. Lo conformaron cerca de mil personas: niños, artistas, mujeres, hombres, homosexuales, bisexuales, transexuales, profesionistas, activistas, políticos, entre otros. Con alegría en las entrañas desfilaron por la avenida Álvaro Obregón, moviéndose con vehemencia, calidez y felicidad. Aunque también hay cabida para la memoria, para el reclamo y para el coraje, «porque en esta ciudad han ocurrido 18 crímenes de odio», comparte Tiago Ventura Camacho.

Foto: El Debate

Una escolta con paso marcial lidera el grupo, que a su paso es acogido por los ciudadanos con saludos, sonrisas, fotos, videos y gritos. Los espectadores son correspondidos por la multitud que anda y baila al ritmo de la música, repartiendo confeti, dulces y sonrisas. Las canciones de Celia Cruz, Selena, Enrique Iglesias y otras más suenan en los carros que también transitan en apoyo a la comunidad LGBTTTI. Los saludos, los besos y los abrazos proliferan. El contingente es grande, se le comenta a uno de los participantes. «Sí, el más grande que he visto en Culiacán», responde. Cuando se le pregunta por algunas de las causas que persiguen,  su respuesta hace pensar que esos muchos rostros humanos que marchan no sean suficientes: libertad, igualdad y justicia.A las 19:00 horas los rayos del Sol ya no refulgen, la humedad en el ambiente disminuye y los ciudadanos que estaban en los márgenes de la calle comienzan a retirarse, dando atisbos de que el día y el espectáculo han terminado. Pero para la comunidad LGBTTTI no es así. Siguen felices, bailando y gritando, hasta arribar al ágora del ISIC, donde coronarán a su reina, Sheila, para cerrar con broche de oro una marcha más por la diversidad sexual.En esta nota:
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