La denuncia a Martín Ciccioli y una pregunta clave: ¿qué es el acoso sexual?



La bailarina Nieves Jaller denunció en “El Show del Espectáculo”, al periodista Martín Ciccioli por acoso sexual. Ella contó que la hostiga hace dos años a través de las redes sociales y que nunca aceptó su negativa.Jaller lo definió como un “psicópata, enfermo y cínico”, y contó que éste llegó a enviarle sin su consentimiento un video agarrándose el pene. No es un caso aislado. Estas secuencias suceden a diario, los acosos disfrazados de insistencia por parte de los varones son una costumbre aprendida que hay que cuestionar, desarmar y eliminar. 
¿Pero por qué insistir cuando ya dijo que no, es acoso?

Desde que somos chiquitas estamos acostumbradas a que nos digan que siempre es mejor decir que no de primera porque si no no nos van a tomar en serio. A ellos, en cambio, para que combine bárbaro, les enseñan que cuando nosotras decimos que no, en realidad es sí y que la insistencia es parte del juego. El feminismo llegó para romper todas las estructuras y aprender a relacionarnos de nuevo, borrando todo lo que sabemos y entendiendo que esos juegos son peligrosos ya que le quitan veracidad a nuestra negativa y la única afirmación válida socialmente es que las mujeres nunca podemos querer pero en realidad siempre queremos. 

Este juego perverso alimenta a la cultura de la violación en la que varones, algunos por ingenuos y otros por siniestros, insisten tanto que ante la presión muchísimas mujeres inseguras ceden. Eso en el mejor los casos, claro, porque esta ambigüedad de la negativa, este ningunear lo que nosotras no queremos, también genera situaciones de muchísima violencia en la que nuestro no no sólo no importa sino que es anulado. “Con que insista solo una vez después del primer no, ya es una invasión a la voluntad de la otra persona y eso es acoso”, sentencia a FILO la psicóloga feminista Daniela Gasparini y agrega: “Uno de los conceptos más importantes del patriarcado es la pasividad e histeria de las mujeres y como los varones deben responder a ello para no perder la masculinidad (patriarcal por supuesto)”.
Hay que ser bien macho

En esta ecuación, además de ella y de él, se le suman sus amigos. Sus amigos como concepto, sus amigos como los otros varones a los cuales cada hombre debe rendir cuentas, sus amigos que lo cargan cuando come rucula, se pone una remera rosa o cuenta que se “está cuidando”. “El macho es más macho no solo porque insiste a una mujer creyéndose con derecho a avasallarla, sino porque tiene la presión de demostrar que ´puede´ que ´no pierde´ o ´que ninguna mujer -que presume inferior a él- le puede decir que no´”, indica la psicóloga.
“¿Y cómo me acerco a una chica si no puedo insistir?”

Esta pregunta resuena. Y mientras el feminismo genera seguridad en las mujeres y disidencias, el choque de paradigmas, que es imparable, genera muchas confusiones en el bando masculino. “¿Qué no soy el mismo? Obvio que cambio, si suena otra música es distinto lo que bailo”, rapea Wos en su tema Adrómeda y resume de manera clara lo que sucede. Los tiempos cambian y la manera de relacionarnos también.”Lo que pasa es que los tipos creen que en el ´insistir´ con conseguir helado de dulce de leche es lo mismo que conseguir tener relaciones sí o sí. Muchos hechos de violencia sexual se dan en fiestas o en boliches por insistencia, en reuniones de amigues donde nos alcoholizamos un poco y terminamos vulnerables a merced de la voluntad de ellos”, reafirma la especialista.La insistencia como arma o herramienta a la hora de generar un vínculo amoroso o sexual con una chica tiene que dejar de ser una opción para los varones y para nosotras una posibilidad de respetar, a como de lugar, lo que no tenemos ganas de hacer.



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