El peligroso aumento del consumo de drogas sintéticas en Chile


Las drogas sintéticas no son algo nuevo en Chile. Empezó a escucharse de estas cuando a mediados de 2001 se decomisaron más de dos mil 500 pastillas de éxtasis en nuestro país.
La gran mayoría de las drogas sintéticas que han sido incautadas en Chile provienen de Europa. El pasado primero de octubre, el Servicio Nacional de Aduanas, la Brigada de Antinarcóticos de la PDI y la Fiscalía Metropolitana Occidente decomisaron más de 30 mil dosis de MDMA popularmente conocido como éxtasis procedentes de Holanda y  avaluados por sobre un millón de dólares.
Las ventas también se han masificado y se ofrecen hasta en redes sociales. De hecho, el OS-7 decomisó hace un poco más de un mes a una banda en Peñalolén, luego de un exhaustivo trabajo encubierto.
El incautamiento de drogas ha aumentado en un 9.223% en los últimos nueve años dentro del país y esto se debe al crecimiento del consumo de estas sustancias sintéticas, según consigna Emol.
El éxtasis se ha popularizado en nuestro país. En el año 2005 apareció en el primer largometraje de Sebastián Lelio, La Sagrada Familia, donde es la droga detona el comportamiento de varios de los personajes, logrando desatar la trama.
Pese a que las drogas de síntesis se vinculaban a la música electrónicas y al auge de las fiestas “rave”, pues al consumirlas puede llevar a que alguien baile hasta 4 horas sin parar, un reciente reportaje de Informe Especial mostró la facilidad con la que se compran y venden sustancias ilegales sin mayor control en fiestas organizadas en el Parque Padre Hurtado y en el Cajón del Maipo, entre otros lugares.
De hecho, hace unos meses la productora de eventos electrónicos Macarena Club protagonizó una gran polémica luego de que en sus redes sociales hiciera un particular pedido antes de un evento en Sala Gente: “En caso de que consumas sustancias ilícitas, procura consumirlas antes de acceder a la fiesta de este viernes”.
Y es que la gente que frecuenta estas fiestas son, en su mayoría, de los sectores más acomodados pues además de pagar las entradas de la fiesta y el agua que consumen, gastan cerca de 15 mil pesos en una pastilla que produce los efectos psicotrópicos.
De acuerdo al Análisis del Mercado de Drogas Sintéticas 2017 de la ONU, la prevalencia y uso de drogas como el LSD ha crecido del 0,2% en 2012 al 0,5% en 2014 en el territorio nacional, mientras que el uso de otras drogas pertenecientes a la familia de feniletilamina como el 25I-NBOMe se ha acrecentado exponencialmente, pasando de 2,245 en 2013 a 41,762 en 2015.
El Informe Mundial Sobre las Drogas 2018 de las Naciones Unidas establece que las drogas de club, como el éxtasis, la metanfetamina, la cocaína, la ketamina, el LSD y el GHB, se consumen en países de ingresos altos y considerando que Chile tiene el PIB más alto del cono sur, no sorprende que se haya incrementado el uso de estas en el territorio nacional.
Pese el costo, hay sectores preocupantes de la población que alertan a las autoridades. La ONU determinó que Chile ocupaba el segundo lugar en relación a la tasa de consumo anual sobre el uso de estupefacientes de tipo anfetamínico en América Latina en jóvenes de entre 13 y 18 años.
De acuerdo al informe, el primer puesto en el listado lo obtiene Argentina, con un 1,4% (de estudiantes que dicen haber consumido la droga en un año), le sigue Chile con un 1,3% y en el tercer puesto se encuentran Perú y Panamá, con un 1%.
Qué son las drogas sintéticas
Se llaman de síntesis, porque no provienen de una fuente natural y se producen en un laboratorio. Son sustancias psicoactivas que cuentan con una molécula base, sobre la que se construyen diferentes familias de drogas, las que se van modificando con diversos componentes influidos según la legislación de un país. Es decir, si hay una restricción, se transforma en una nueva sustancia aunque tenga características farmacológicas similares, por tener la misma base.
“Las drogas sintéticas son aquellas que se obtienen íntegramente en un laboratorio y no pueden ser extraídas desde sustancias presentes en la naturaleza; tienen por objetivo simular el efecto de alguna droga ‘natural’ pero con mayor potencia y además para que no sea detectada por los mecanismos de control tradicionalmente implementados en los distintos países”, explica Boris Duffau Garrido, perito químico Jefe sección análisis de ilícitos del Instituto de Salud Pública.
El especialista detalla que existen múltiples drogas sintéticas, que se pueden clasificar según su efecto farmacológico:
Estimulantes tipo anfetamínico: se conocen popularmente como éxtasis, los cuales provocan una potente estimulación del sistema nervioso central causando euforia, disminución del cansancio y del apetito.
Depresores: Entre los que destacan los cannabinoides sintéticos (marihuana sintética) que son usados como depresores, además medicamentos como las benzodiacepinas y los opioides como la codeína los cuales también provocan dependencia, tolerancia y adicción.
Alucinógenos: Este grupo de sustancias basa el efecto en el popular LSD, sin embargo desde 2013 a la fecha el uso de este potente alucinógeno se ha desplazado a las sustancias sintéticas que son mucho más potentes que el LSD y aún más tóxicas ya que además de ser alucinógenos también son potentes estimulantes provocando cuadros de intoxicaciones graves con resultados de muerte por paro cardio respiratorio.
Disociativos: Estas sustancias provocan anestesia disociativa, es decir quienes las consumen sienten una especie de sopor consciente en el que experimentan sensaciones extracorporales. Son extremadamente tóxicas, provocan intoxicaciones y paro respiratorio.
“Ninguna droga de abuso puede considerarse segura; todas poseen la capacidad de ejercer toxicidad que dependerá de la cantidad administrada, la dosis absorbida, el grado de acostumbramiento del usuario y su estado de salud previo al consumo. Los productores y traficantes también incorporan sustancias adulterantes para hacerlas más potentes y adictivas. Del mismo modo, el consumo conjunto de varias drogas entre ellas o con alcohol potencia notablemente los efectos dañinos”, dice el experto.
Es necesario recalcar que hay un peligro extra debido a que la persona que adquiere y/o consume la droga no tiene la posibilidad de distinguir o reconocer una droga de otra, por su similitud física. Por esta razón, los traficantes podrían ofrecer una droga y el consumidor, recibir otra.
El ISP ha detectado 145 nuevas drogas de síntesis, en su gran mayoría derivadas de la feniletilamina, las cuales fueron incorporadas oportunamente al DTO 867 de la ley 20.000.
En el mundo son muy variadas las drogas de síntesis ya sean las clásicas derivadas de anfetamina o las nuevas sustancias psicoactivas (conocidas como NPS), derivadas de feniletilamina o catinonas. Las NPS son comúnmente clasificadas en familias respecto de su estructura química.
La Organización de las Naciones Unidas las separa en 7 grupos: cannabinoides sintéticos, catinonas sintéticas, ketamina, feniletilaminas, piperazinas, sustancias basadas en plantas y un grupo de sustancias misceláneas que contienen NPS encontradas recientemente y que no encajan en ninguno de los 6 grupos anteriores.
Efectos serios
Un estudio realizado por el Plan Nacional de Drogas demuestra que los efectos comienzan a la media hora, duran entre dos y cuatro horas e incluyen un aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión, ansiedad, sensación de vértigo y náuseas. Posteriormente aparecen efectos placenteros y disfóricos, sensación de energía, hilaridad, empatía, deseo, y distorsiones perceptivas entre otros.
También destaca que al momento de valorar los efectos, su capacidad adictiva y los riesgos derivados de su uso, hay que tener en cuenta que estas drogas se consumen siguiendo un claro patrón de policonsumo. Aunque su consumo no está vinculado con otras drogas, los consumidores de este tipo de estupefacientes emplea otras sustancias y con elevada frecuencia.
A pesar de que existe controversia en cuanto a su dependencia, puede confirmarse que las drogas de síntesis sí producen dependencia aún sin tener un patrón típico como el que demuestran otras drogas.
Las drogas de síntesis, producen un descenso en la capacidad del adicto para enfrentar sus responsabilidades y obligaciones laborales, familiares y además le produce una tolerancia tras un periodo de administración continuada. Sin embargo, cuando abandona su consumo, puede padecer síntomas de abstinencia y tener comportamientos agresivos, trastornos en el sueño, fatiga y ánimo depresivo, entre otros.
En concreto, el éxtasis o MDMA puede producir una intoxicación aguda con taquicardia, hipertensión, palpitaciones, hipertermia, hipertonía muscular, coagulación intravascular diseminada, insuficiencia renal, alucinaciones visuales rabdomiolisis y hasta una muerte súbita.
En términos generales, los efectos de este tipo de drogas son similares y están directamente relacionados con la dosis, frecuencia de uso y vía de administración.
Los consumidores, han relatado que el consumo les ha producido cambios en la conducta relacionados con la euforia, la elevación del autoestima y la desinhibición. Además, el efecto también puede producir confusión, ansiedad y agresividad.
La depresión que sobreviene tras su retirada puede ser importante y causa de claras inclinaciones suicidas.
Según las dosis incautadas y datos de la Mesa de Nuevas Sustancias Psicoactivas, el consumo ha pasado del éxtasis, LSD y NBOMe, hacia la detección de feniletilaminas a cannabinoides, catinonas y opioides sintéticos. La Mesa de Nuevas Sustancias Psicoactivas (MNSP), instancia liderada por el Ministerio del Interior, ha incluido 131 nuevas drogas sintéticas, la gran mayoría entre 2014 y 2016, al reglamento de la Ley 20.000 para que puedan ser perseguidas penalmente.
Uno de las dificultades para la detección de drogas es que dosificación es distinta a drogas de mayor consumo como marihuana y cocaína, por lo que se necesita una poca cantidad en volumen para producir los efectos. Además, los perros antidrogas recién están empezando a ser entrenados para este tipo de sustancias.



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