translated from Spanish: ¿Y si Pudahuel solo operara aviones de carga?

La modernidad en los años 60 resolvió la conexión entre Viña del Mar y Valparaíso con un viaducto elevado en Caleta Abarca y Recreo, el que con el tiempo se ha transformado en un muro urbanístico, y todo  un símbolo que separa a la gente del borde costero. Es lo que a Santiago le pasa con la autopista Norte-Sur, que cavó una trinchera partiendo el corazón de la capital en dos.
Viña del Mar no avanzará sin un Valparaíso próspero, porque el destino de uno está ligado al otro, por ser parte de un mismo entorno. Un símil significativo ocurre en Portugal con  Estoril y Lisboa que no pueden existir en caminos separados. Las equivalencias van desde la arquitectura en la capital lusitana, encumbrada por los cerros como nuestro puerto principal, hasta el casino de Estoril que da vida al balneario playero, como el nuestro a Viña del Mar.  Lisboa-Estoril se unen por un tren de trocha angosta por el borde del Río Tajo, que va al Atlántico algunos kilómetros al oeste. En esa ruta se puede caminar y, cada tanto, elegir una playa -natural o artificial- para refrescarse. Es un paseo de 20 kilómetros, la misma distancia que hay entre Plaza Sotomayor y Concón.
Si pensamos a Valparaíso, Viña del Mar y Concón de modo armónico, podremos impulsar políticas de colaboración entre ellas y hacer sinergias. No basta con los fuegos artificiales que reciben cada año nuevo, aunque son un espectáculo de impulso mayor para renovar energías y avanzar.  Pero no podemos desprendernos de la realidad de cada día.
El último reporte de la actividad económica en la V Región dice que cayó un 6,1% en el último trimestre medido (julio-septiembre 2018). Esto no solo es preocupante sino grave, porque no hay otro lugar de Chile con cifras tan deprimidas. Las causas están en la menor producción industrial (minería, pesca), silvoagropecuario y en la baja en la construcción y en otras menos comentadas. Cada vez más comunas como Casablanca, Los Andes, San Felipe, Rinconada, Calle Larga y hasta Viña del Mar están siendo utilizadas como dormitorios de Santiago. Acá el m2 de terreno es más barato y se puede vivir en una casa, lo que en la capital es cada vez más difícil conseguir. En síntesis, miles de porteños y viñamarinos van a trabajar a Santiago porque acá hay cada vez menos empleo y el costo de la vida puede resultar más bajo.
Pienso que antes que un tren bala para ir a la capital – sin descartar en perspectiva la idea-  es necesario repensar un proyecto armónico y productivo para la región, en especial para el borde costero donde está la mayor población. Por ejemplo, las empresas que no reciben a los cruceros deben ser multadas y hasta retiradas sus concesiones, porque generan un grave daño a la industria turística y a la imagen del país. No me imagino que el operador del aeropuerto de Pudahuel se negase a recibir aviones de pasajeros, sino solo de carga. Hay que poner orden y aclararle a los concesionarios respectivos que no son dueños del puerto. En eso, la gestión edilicia debe ser apoyada por todos, sin ambages.

Estos asuntos coyunturales sirven para repensar qué hacer con el litoral. Si lo vamos a rescatar con paseos,  lugares cómodos, verdaderos parques como tiene San Francisco, en California – que son en si mismos generadores de ingresos y actividades económicas-  o el mismo Río de Janeiro en Flamengo, o lo dejaremos a la merced de moles de contenedores, saturamos sus vías y eliminamos el mar de nuestro horizonte cotidiano. No podemos dejar que se haga de  Valparaíso una zona de sacrificio más porque para eso existen Viña del Mar y Concón. Estas últimas no son viables sin un puerto como Valparaíso, a la vez operador de carga y también turístico, que genera trabajo a los porteños, viñamarinos y gente del interior.
Si nos quedamos pegados en el diagnóstico del pasado no avanzaremos. Hay problemas de empleo, de agua por la sequía en el interior de la región, de vialidad en todos lados y nos acecha el populismo con sus caballos de batallas: delincuencia, corrupción y leyes express que nadie respeta. Ante esto último debemos estar siempre alertas, y no olvidar que el desarrollo no se logra con la mera voluntad, sino cuando todos estamos convencidos de nuestros problemas de fondo y de las opciones que debemos emprender para superarlos, y a eso aplicamos voluntad.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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