Defienden la compra de compensaciones de carbono por parte de las empresas como un freno ante el cambio climático



Cero CO2, una iniciativa de Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) que lleva 14 años proponiendo acciones para el cuidado del clima y calculando la huella de carbono de cualquier actividad, asegura que la huella de carbono es la cantidad de emisiones de GEI provocadas por actividades humanas. Según esta iniciativa, “la huella de carbono representa el impacto que tiene sobre el clima el desarrollo de una actividad, y por lo tanto, su cálculos es el primer paso ineludible para poder trazar un plan de reducción medible cuantitativamente”. Al medir la huella de carbono, cualquier empresa tiene la posibilidad de compensar al medio ambiente las emisiones de GEI que lo deterioran. Cero CO2 define la compensación de emisiones de CO2 como “la aportación voluntaria de una cantidad económica proporcional a las toneladas de CO2 generadas, para un proyecto que persigue específicamente captar una cantidad de toneladas de CO2 equivalente a la generada en la actividad mediante la puesta en práctica de un proyecto de sumidero de carbono por reforestación”. De esta forma se puede “evitar la emisión de una cantidad de toneladas de CO2 equivalente a la generada en esa actividad por medio de un proyecto de ahorro o eficiencia energética, de sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, tratamiento de residuos o de deforestación evitada”. La idea de compensación de emisiones viene a partir de la degradación del medio ambiente como consecuencia del cambio climático, y según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), “para estabilizar el clima es necesario que los países industrializados reduzcan sus emisiones de CO2, y países en vías de desarrollo logren un desarrollo limpio, aprovechando la transferencia de recursos y tecnología”. Sin embargo, después de la realización de diferentes estudios, el panel segura en su informe La Captación y el Almacenamiento de Dióxido De Carbono, que “la compensación no se considera una opción posible debido a incertidumbres políticas e institucionales, y el análisis se centra en las limitaciones fijadas por el nivel de estabilización asumido y la cantidad almacenada”. El documento afirma que “si bien los resultados específicos de la gama de estudios varían en función de los métodos y las suposiciones asumidos, todos los estudios indican que, para que la CAC sea aceptable como medida de mitigación, debe fijarse un límite superior de la cantidad de fugas que pueden tener lugar”.



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