Honestamente, no detecté crisis humanitaria… los adultos van al trabajo y los niños a la escuela. Utilicé el metro para desplazarme durante toda mi estadía en Venezuela, que fue de exactamente un mes. En mi camino diario vi a la gente de la ciudad limpia y alimentada, tanto de clase popular como de clase media baja.
En el metro, me tocó pase liberado todo el tiempo que estuve allá, porque no hay boletos. Lo que sí hay es una guerra psicológica, una vecina avisaba con uno o dos días de anticipación cortes de luz, lo que no ocurría, aunque sí de jueves a domingo racionan el agua.
En la Plaza Bolívar la gente llegó a firmar por la paz, hablando con ellos me di cuenta de que el pueblo no quiere la intervención militar de los EE.UU, independientemente de si están a favor o en contra de Maduro. La consigna que manejan es: “no a la intervención en Venezuela”.
En realidad vi todo tranquilo. La gente hace su vida “normalmente”, dentro de la fuerte crisis económica que viven, pero esa llamada “crisis humanitaria” no la vi por ninguna parte y más bien parece un invento de unos pocos, porque las mentiras mediáticas van dirigidas al exterior.
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