“(La relación de amistad con la gente de Viu Manent) Se fue complicando con el tiempo. Llegamos a un punto en que no hubo más diálogo y hubo que pasar a abogados y la cosa fue más allá de lo que quería. Yo quería un acuerdo conversado y la otra parte no lo quiso”. Así recuerda Catalina Abbot el inicio del enfrentamiento que tuvo con José Miguel y Lorena Viu, gerente general y directora de Imagen y Turismo de la Viña Viu Manent.
En abril del 2018, la destacada artista nacional presentó una demanda en contra de la viña por utilizar una de sus obras como, nombrada ‘El Rey’ para etiquetar la línea de vinos ‘Secreto’. El uso estaba enmarcado en unas serie de ilustraciones que Abbott creó para las etiquetas de los vinos el año 2003, pero entre ellas no se encontraba la que terminaron utilizando desde la viña.
El conflicto parecía haber terminado cuando el Noveno Juzgado Civil de Santiago acogió la acción de Catalina en marzo pasado, y condenó a la bodega a pagar una indemnización de 8.000 UTM por los daños materiales y morales. Una cifra cercana a los 386 millones de pesos. Sin embargo, hoy Viu Manent y la artista se encuentran enfrentados nuevamente: al parecer, la viña habría utilizado ilustraciones atribuidas a Catalina, cosa que ella niega. Esta vez la línea de vinos en cuestión sería ‘Petit Secreto’, de comercialización exclusiva en el mercado china.
“Todo esto ha sido una burla. La gente que me quiere y que me sigue está a mi favor, porque se dan cuenta. Pero también están los haters (odiosos) que piensan que estoy aprovechándome y no es así”, comentó a La Tercera la artista nacional, argumentando que esta situación le ha costado malos ratos: el conflicto le habría causado repercusiones emocionales, familiares y de salud. Ella comentó que en la viña utilizaron ‘El Rey’ para una serie de acciones que atentan contra su dignidad como artista: habría hecho tarjetas de navidad cortándole la cabeza, hicieron gigantografías para que la gente se tomara fotos con su ilustración.
“Esto es para mí que me cercenen la cabeza (…) La obra de un artista es el artista mismo. No es lo mismo que un diseñador. Ese personaje que está allí en la etiqueta, soy yo. Entonces, al violarlo tantas veces es como si me hubiesen estado robando un pedazo de mi alma y corazón. En una obra siempre entrego todo mi ser. Es como una violación constante a mi derecho y mi persona”, agregó Abbott.
