El modus del consumo: ¿Cuándo nos haremos cargo?



Hace tiempo que existen campañas que nos llaman a reflexionar sobre lo que compramos: cantidades de ropa, de qué materiales están realizadas, los procesos con los cuales se manufacturan, las condiciones en las cuales los trabajadores del sector producen las prendas y sobretodo en el impacto ambiental. De hecho, la ONU ha considerado la industria del fast fashion una de las industrias más contaminante del planeta.
Al parecer, a algunos les ha llegado el mensaje y cuando la marca inglesa de moda low cost Missguided lanza a la venta – en su plataforma de venta online – un bikini negro a $860, se desató una verdadera guerra mediática a través de la redes sociales.
Según The Guardian, el fundador de la marca, Nitin Passi, no se avergüenza del bajo coste del bikini y de hecho, dice sentirse cómodo con la estrategia de marketing tan arriesgada que, a pesar de todo, ha atraído a los curiosos hasta la web quienes han agotado el producto en tiempo record. De hecho, Missguided ha prometido una nueva edición del famoso bikini negro al mismo precio.
Está claro que consumimos de forma compulsiva, y que esto se ha convertido en una actividad central en la vida de los individuos. Según el sociólogo francés, Gilles Lipovetsky, vivimos en una sociedad abducida por el hiperconsumo. En donde “ya no se piensa en el consumo en familia, sino en el del individuo. Se convierte en un consumo hiperindividual”, es decir ya no es necesario una TV por familia, sino que una TV por integrante de una familia. Y lo mismo en el ámbito de la indumentaria, ya no necesito un bikini, sino que dos o tres o cuatro, y si existe una oferta el quinto no estará demás.
Chile, obviamente no está fuera de estas dinámicas. Nuestra industria del retail lidera y conquista Latinoamérica y el mercado de la ropa usada crece a ritmos vertiginosos.
Estudios confirman que somos el país que más consume ropa en el continente. (Por lo que estamos a un paso de que nos ofrezcan un bikini “a luca” y agotemos el stock.).
Entonces, ¿qué podemos hacer? Creo que la pregunta es amplia y compleja, sin solución única. Pero, ver lo que sucede en el viejo mundo es una oportunidad para nosotros para comenzar a reflexionar y activarnos desde el mundo público, privado, y académico. Ya que formar una sociedad consciente y educada en términos de consumo es un deber social de todos.
¿Qué esperamos para sentarnos a conversar?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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