La saxofonista María Elena Ríos habla del ataque con ácido en su contra




María Elena Ríos Ortiz estuvo esta mañana en el noticiero “Al Aire con Paola”, conducido por la periodista Paola Rojas. El pasado 9 de septiembre del 2019 un hombre vertió ácido sulfúrico sobre ella; señaló como autor intelectual a su exnovio, un diputado.Malena, como la conocen en su comunidad, es originaria de Santo Domingo Tonalá, estado de Oaxaca, tiene 26 años de edad, es saxofonista reconocida a nivel nacional; estudió la carrera de Comunicación Social y tenía una agencia de viajes. Ya se cumplió medio año del ataque que sufrió, “las investigaciones no avanzan en la Fiscalía, mi caso está atorado, no pierdo la esperanza de ser escuchada, me he manifestado en diversos medios de comunicación, me preocupa mi salud porque es un proceso largo y doloroso”.

La saxofonista estuvo de espaldas durante su charla con Paola Rojas; contó que su cicatrización llevará años, “yo no pierdo la esperanza porque es un proceso muy lento, no es una cicatrización fácil, llevará entre cinco y seis años que yo pueda estar como estaba y eso me desconcierta mucho. Gracias a Dios puedo tocar, porque era lo que más me mataba pensar”.
Es una cicatrización muy dolorosa, a veces me da mucha comezón, como si me pellizcaran y tengo la necesidad de alzar el cuello o hasta encoger la boca.

“Lamento mucho tener que estar dependiendo totalmente de mis papás porque ya están grandes y me pesa mucho causarles molestias”.
La mamá de María Elena resultó con lesiones después de que la abrazó tras el ataque con ácido, “me abrazó pero también se lastimó con el ácido al tocar mi piel, intentó correr a alcanzar al hombre, pero no tuvo éxito, no ha recibido ningún apoyo, ni atención y no está integrada a la carpeta como víctima directa”.La saxofonista contó que la mañana del 9 de septiembre del año pasado, un hombre llegó a su negocio para pedirle asesoría sobre son respecto a la solicitud de un pasaporte. “Fue a las 10 de la mañana, se acercó un hombre que parecía humilde, traía una carpeta con sus documentos y llevaba con él una cubeta de aproximadamente dos litros, yo pensé ‘seguro lleva su almuerzo'”. Pero en realidad era ácido; cuando esta persona supuesto complice directo del autor intelectual le vertió el líquido que traía en la cubeta, la saxofonista rapidamente supo que era ácido. 
Lo intuí por cómo veía que mi piel se deshacía, luego me enteré que se trataba de ácido sulfúrico.

Ante sus gritos de auxilio llegó su mamá.



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