Diana Zurco, la primera mujer trans en conducir el noticiero de la Tv Pública



Se llama Diana Zurco y su nombre estuvo hace cuatro años en los titulares de muchos diarios por haberse convertido en la primera locutora trans egresada del ISER con su identidad de género autopercibida. Pero hoy además es noticia porque conducirá la edición central del noticiero de la TV Pública, la de las 19, junto al periodista deportivo Ariel Senosian. Así, Zurco se transforma en la primera conductora trans de la Argentina en un horario y un canal central. Si bien en un contexto ideal esto no debería ser noticia, la realidad del colectivo trans travesti es muy dura y teniendo en cuenta que su expectativa de vida es de 35 años y su acceso a un trabajo en blanco aún continúa siendo casi nulo, lo es. Diana Zurco tiene treinta y nueve años y hace cinco que recibió el título oficial de locutora, profesión que la interpeló desde que era muy chica. En 2015, se enteró de una búsqueda abierta en Radio Ciudad y después de varias pruebas se convirtió en una de las voces femeninas del informativo de la noche. En esa misma radio integró dos programas “Cosas que pasan” y “Massaccessi que nunca”. Actualmente también trabaja en La Once Diez.

La Ley de cupo laboral trans continúa siendo una cuenta pendiente del Estado para este colectivo que es uno de los más marginados por la sociedad. Dicha normativa consiste en que se deben contratar al menos a un 1% de empleades trans en planta estatal ya que casi el 90% de las personas trans que trabajan, lo hacen de manera informal y muchas de ellas se dedican al trabajo sexual. “Hoy soy la primera locutora trans y ojalá algún día eso ya no sea noticia. Por eso, desde mi lugar, desde mi vida, desde mis actos, quiero ser una más en su lugar batallando en este proceso por la naturalización de nuestras identidades en la sociedad. Que dejemos de ser personas raras”, sostuvo a la Agencia Presentes y agregó: “¿Sabés para cuánta gente el hecho de que la locutora sea trans les hace mirarnos distinto? Yo intento cambiar eso. Nosotres no podemos ni sentarnos en un colectivo o en un restaurante sin que nos miren, nos señalen o se nos rían. A mí en el tren cuando me voy a mi casa muchas veces me dicen cosas. Por eso, cada vez que me llaman para una nota hablo de que nos están matando”.



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