De: Miguel Pérez Pompa
Este pasado 09 de julio, se cumplieron seis años de la fundación del Movimiento Regeneración Nacional, de MORENA como partido-movimiento cuando se le otorgó su registro nacional como partido político nacional al haber cumplido con los requisitos legales para su constitución. En su corta vida como instituto político reconocido ante el sistema electoral mexicano ha pasado de ser la cuarta fuerza electoral a la primera y ser el partido que ostenta la Presidencia de la República por medio del Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Siendo el fruto de la conglomeración de diferentes movimientos, de frentes, organizaciones, partidos sin registro, indignados, activistas e incluso militantes de otros partidos venidos a menos, la conformación del Morena fue desde su nacimiento heterogénea en su pensar, pero con una finalidad clara; ganar las elecciones presidenciales del 2018 con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza para empezar a configurar un cambio de régimen, una transformación anhelada por más de treinta millones de mexicanos, sin embargo, a dos años de ser la primera fuerza política en el país, ahora la finalidad del movimiento que se volcó a apoyar a Andrés Manuel López Obrador parece no ser muy clara, al menos en la manera de llevarla a cabo.
Durante los 6 años de vida del Movimiento Regeneración Nacional, este se pudo consolidar como la primera fuerza política a nivel nacional, sin embargo, en sus últimos dos años ha vivido una serie de conflictos que han postrado al movimiento que volcó las esperanzas de millones en un marasmo que no se prevé de fácil solución.
Si bien se pudiera considerar que el objetivo primordial del Morena fue cumplido a cabalidad en sus primeros cuatro años, no se puede considerar que este objetivo en sí mismo satisfaga la finalidad del mismo movimiento, es decir, el cambio de régimen ya que este se encuentra naturalmente enraizado en el sistema político mexicano y su arrancamiento no se logrará de facto exclusivamente en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, lo que significa obligadamente el acompañamiento del partido político, algo que tímidamente ha sucedido en estos dos años.
Y es que este acompañamiento ha estado en tela de juicio durante bastante tiempo dentro del propio movimiento, se discute el “cómo”, el “cuándo” pero prevalece la lucha por el “quién” dirigirá ese esfuerzo y la manera por la cual será elegido para emprender la tarea importantísima de asegurar el cambio hacia un régimen verdaderamente democrático sin lugar a regresiones.
A seis años del Movimiento Regeneración Nacional, los simpatizantes y militantes del movimiento nos debemos de plantear la existencia del mismo, si es verdad que el movimiento acompaña al presidente Andrés Manuel López Obrador en la Cuarta Transformación, y si estamos a la altura de esta, para de esa manera proponernos si el movimiento puede durar 10, 20 o 30 años más.
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