La lucha contra el Covid-19 desde la farmacología




México.- El SARS-CoV-2 está a tres meses de cumplir un año desde su aparición. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los primeros casos fueron reportados el 31 de diciembre del 2019 en Wuhan, provincia de China.Desde entonces, y ante la falta de una vacuna o de un medicamento que erradique al virus del cuerpo humano, la doctora Aida Hamdan Partida, experta en microbiología, biología molecular y genes de resistencia antimicrobiana, destacó que los médicos trabajan en un reposicionamiento de fármacos, que significa que se utilizan medicamentos que no son para COVID-19, como tratamientos profilácticos y sintomáticos, que responden a la prevención y a la atención, dependiendo de cada síntoma. 
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La lucha diaria contra la Covid-19
En su participación como parte del ciclo de conferencias virtuales «Aportes del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana», la académica de dicha institución explicó que la OMS convocó a diferentes instituciones de todo el mundo, a laboratorios, académicos y organizaciones sanitarias para la investigación y el descubrimiento de fármacos que puedan inhibir la propagación del COVID-19 en humanos lanzando el proyecto Solidaridad, donde están participando más de 180 países, y permitió también la utilización de varios fármacos por uso compasivo; es decir, la utilización de un medicamento antes de su autorización: 

«Hay una cosa que se está utilizando ahora que se llama la reposición de fármacos, que son aquellos fármacos que a lo mejor, por su estructura química, han tenido actividad contra otros virus, sobre todo con virus de RNA, y que también a lo mejor puedan interferir en los procesos celulares de otros virus, entonces a esto le llamamos reposición de fármacos», explicó. Describió que alrededor del mundo, de acuerdo con tres mil ensayos clínicos sobre COVID-19, se han implementado tratamientos con fármacos que interfieren en la fusión del virus SARS-CoV-2 y la célula, como camostat, nafamostat y el umifenovir; fármacos contra el virus receptor, como el captopril o losartán, y otros más que interfieren al interior del virus, como hidroxicloroquina, cloroquina y fosfato.«Además, fármacos que interfieren con los mecanismos de proteólisis, del virus dentro de la célula, como lopinavir, ritonavir, fármacos que interfieren con la replicación, transcripción y traducción del virus, como el remdesivir, favipiravir, sofosbuvir», sostuvo.Asimismo, explicó que se están utilizando fármacos que interfieren con la tormenta de citocinas y el sistema inmune comprometido, como el tocilizumab, sarilumab, dexametasona, vitamina C, vitamina D, óxido nítrico y zinc. La doctora destacó la transfusión de plasma de pacientes convalecientes en pacientes COVID-19, que permite —indicó— inhibir la entrada del virus cuando este es neutralizado a través de las inmunoglobulinas. Agregó que la vitamina D, independientemente de que pueda producir genes antimicrobianos, también interviene en la replicación viral, al igual que compuesto de la Ivermectina y el zinc. Al reconocer que muchos de estos fármacos no resultan tan efectivos en muchos de los casos graves, la experta indicó que se deben tomar en cuenta otros factores. Uno de ellos —precisó— es que en muchos de los ensayos clínicos hay diferencias en el tiempo en que se da el medicamento a los pacientes: Efectividad de los fármacos
«No hay todavía una uniformidad si se los empiezan a dar en fase uno, en fase dos, o se los dan en fase dos, y a veces en muchos en los que se están probando se debieron de dar en fases tempranas. Y también, acuérdense de una cosa, el propio organismo de huésped puede responder de diferentes manera a un fármaco», comentó. De acuerdo con la investigación expuesta por la doctora y académica, la fase uno correspondería a la infección, la fase dos a la pulmonar y la fase tres a la hiperinflamación. En ese sentido, también destacó las diferentes características clínicas hasta ahora identificadas por COVID-19. Enfatizó que alrededor del 45 por ciento de los pacientes son asintomáticos; mientras los pacientes con enfermedad de leve a moderada representan un 80 por ciento.Asimismo, aquellos pacientes con neumonía grave, que requieren ingreso en la unidad de cuidados intensivos, representan al 5 por ciento. Destacó que muchas veces los pacientes con enfermedad leve a moderada presentan síntomas como fiebre, tos seca, mialgia, fatiga, disnea, anosmia y diarrea, y estos síntomas pueden ser tratados con fármacos para tratamiento profiláctico y sintomático, como antiinflamatorios y analgésicos. No obstante, se pueden presentar complicaciones, como insuficiencia respiratoria, shock séptico, edema pulmonar, neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda o hiperinflamacion. Aida Hamdan Partida, integrante del Departamento de Atención a la Salud y del Laboratorio de Microbiología y Biología Molecular de la Universidad Autónoma Metropolitana, hizo hincapié en que detectó diferencias muy importantes en la aplicación de la Guía Clínica que propone la Secretaría de Salud en México para atender el COVID-19.Mencionó que estas guías se están actualizando día a día conforme van surgiendo los datos: «Encontré por ejemplo en una guía del Seguro Social, en mayo, donde se estaba usando el tocilizumab. En otros hospitales de tercer nivel se está utilizando prednisolona tocilizumab, dos antibióticos, pero sobre todo para evitar que no haya infección bacteriana también, para no llegar a sepsis», explicó. Sobre la eficacia de la axitromicina que también es utilizada en el país en pacientes COVID-19, mencionó que se necesita todavía que se tengan los resultados publicados para poder definir si realmente funciona. A su vez, destacó que la instrucción clínica en México es dar productos como la dexametasona a baja dosis, porque sí se están encontrando resultados positivos: «En México se está usando en pacientes en una tercera fase inflamatoria, pero a baja dosis», reafirmó.Aida Hamdan Partida destacó que los fármacos como el remdesivir han sido aprobados por la agencia de los Estados Unidos para la Administración de Medicamentos y Alimentos para tratar la COVID-19, pero también otros han sido descartados por esta organización, como la hidroxicloroquina y lopinavir o ritonavir. Los diferentes coronavirus 
La experta indicó que es importante conocer al virus, su ciclo de vida y la patología de la enfermedad, ya que ello permitirá diseñar estrategias de tratamiento. Abundó que hasta ahora se han identificado alrededor siete coronavirus que pueden infectar al humano. Estos virus —indicó— pertenecen al género beta coronavirus, mismos que pueden causar casos graves epidémicos.Entre los ejemplos mencionó el SARS-CoV-1, que ocasionó una epidemia en el año 2003; el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), que ocasionó una epidemia en el año 2013; y ahora el SARS-CoV-2: «El SARS-CoV-2 tiene una alta homología en la secuencia del RNA, ya que comparte el 82 por ciento de la información genética que tiene el SARS-Covid-1, con el Mers-Cov comparte el 50 por ciento, y con otros coronavirus humanos comparte el 40 por ciento. Esto es muy importante porque nos permite conocer cómo es el COVID-19», mencionó. Destacó además que el virus es sensible a los rayos ultravioleta y al calor, se inactiva con solventes lipídicos y también con alcohol, cloro y peroxiacético. Aida Hamdan Partida reafirmó que el trabajo de investigación y los ensayos clínicos aleatorios se están realizando con el poder estadístico adecuado que se necesita para establecer la eficacia de estas terapias propuestas. Guías COVID
Aida Hamdan Partida señaló que existen guías prácticas clínicas para la enfermedad de COVID-19 que se actualizan de forma constante a nivel mundial y que deben estar siendo consultadas por los médicos.Entre ellas, destacó la del Gobierno de México, «Algoritmos interinos para la atención del COVID-19»; la del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, llamada «Pautas de tratamiento para la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19)»; y la BMJ Best Practice COVID-19.

Aida Hamdan Partida

Trayectoria: integrante del Departamento de Atención a la Salud y del Laboratorio de Microbiología y Biología Molecular de la Universidad Autónoma Metropolitana. Entre sus líneas de investigación se encuentran caracterización molecular de cepas de infecciones relacionadas con la piel en portadores sanos de la comunidad mexicana, síntesis de nanocompuestos de plata y proteína-corona (agpc) y compuestos relacionados con actividad microbiana.

Foto: Cortesía



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