A lo largo de la historia, fue más veces Clerc vs. Vilas que Clerc y Vilas, pero los argentinos pudieron disfrutar a ambos siendo dos jugadores que marcaron una época a pesar de que no pudieron coronarse en la Copa Davis y mucho de ello se le atribuye a las diferencias que tenían fuera de la cancha.Sin embargo, con el correr del tiempo, se convirtieron en grandes amigos, admirados por todos, y ahora “Batata” se mostró muy dolido con el estado de salud de Guillermo, que sufre una enfermedad degenerativa. En una entrevista con La Nación, reveló sus sentimientos y se puso triste.”Me da mucha tristeza, mucha amargura. Lloro, no delante de Guillermo, pero lloro, porque veo a los hijos y me da bronca. Siempre le dije a Guillermo: ‘Vos vas a ser muy buen padre’, porque le encantaban los chicos, jugaba mucho con los míos y también con los de otros. Y no me equivoqué, es un gran padre”, expresó y contó algunos momentos vividos.
Vilas y Clerc, en 1981.
“A veces recordamos algunas cosas. Está Phian, su mujer, que lo ayuda, le dice ‘Es Batata’, y Guillermo se ríe y dice: ‘Uy, Batata’, pero a mí me pone como el orto que esté en la situación en que está. La puta madre, porque yo llamo a Borg y es un ‘Hola Björn, hola Batata’ y charlamos media hora, te cagás un poco de risa, y chau, todo normal”, sentenció.”Yo lo quiero mucho a Guillermo, ya de grande tuvo gestos muy lindos con la escuela para hipoacúsicos a la que va Sophie, Las Lomas Oral, vino cada vez que lo llamé, y lo hizo con muchas ganas”, contó Clerc, apenado por el momento qye lo toca vivir al jugador que siempre luchará por ser el N°1, lo que el también cree que debería ser reconocido por la ATP.”En esa época, si ganabas un torneo de Grand Slam eras el mejor, y Guillermo en el 77 ganó 2 torneos de Grand Slam y fue finalista en otro. Además, ya lo hicieron con Evonne Goolagong, que le reconocieron el N°1 como 30 años después. Nunca es tarde para dar marcha atrás y reconocer un error. Para mí, Guillermo fue el N° 1 ese año: te lo digo hoy, que lo amo, y pensaba lo mismo cuando no nos hablábamos”.Además, recordó como eran los tiempos que vivían pero siempre lo bancó. “Si lo tenía que mandar a la mierda, yo lo mandaba, y Guillermo no estaba acostumbrado a que alguien le dijera las cosas. Eso sí: los dos nos matábamos por ganar la Davis, sentíamos que el país lo merecía. No nos hablábamos pero nos rompíamos el orto para ganar cada partido. Yo quería que él ganase su single y estoy seguro de que Guillermo quería lo mismo de mí. Los genios, los muy grandes, son especiales. Y Guillermo fue todo eso”.
