La historia de las historias



En el 2003, Stephen King enfermó de neumonía y fue internado en un hospital. Cuando por fin regresó a casa, descubrió que su esposa, Tabitha Jane Spruce, había hecho varias mejoras. Entre ellas, en el estudio donde él escribe. Cuando King vio a sus libros, reconocimientos y demás cosas metidas en cajas esperando su regreso, fue cuando lo “golpeó” una idea. “Así es como se verá el estudio cuando muera,” pensó. No tardó en sentarse a escribir una historia relacionada con esa imagen y con esa “sensación” que sintió al ver todas sus cosas en cajas, a la que le sumó otra que llevaba años intentando “exorcizar” mediante la escritura: dar respuesta a la pregunta de siempre “¿De dónde saca sus ideas?”El resultado fue la novela publicada a finales del 2006, La Historia de Lisey. Dedicada a su esposa, la novela inicia presentándonos a la Lisey del título, la viuda del famoso novelista Scott Landon que intenta seguir adelante con su vida mientras lidia con algunos asuntos. Primero, su duelo y el qué hacer con las cosas que dejó su esposo. Segundo, su hermana Amanda, que ha recaído en una crisis al enterarse de que su ex se ha vuelto a casar. Lisey y su hermana menor, Darla, van a la casa de Amanda y la descubren herida y en estado catatónico.Buscando quién la ayude, Lisey descubre que Scott le ha dejado una especie de “búsqueda de tesoros” o de “dálivas”, como las llamaba él. Así, desde el encontrar un número de teléfono de una clínica en la que internan a Amanda y que Scott había pagado por adelantado, la llevará a descubrir que el doctor a cargo de la clínica tiene en su poder una pista sobre la siguiente dáliva. Todo eso la llevará a enterarse de todas esas cosas que Scott no le contó sobre sus propias crisis, el misterio tras su familia, el secretos de dónde saca las ideas y, de paso, en cómo enfrentarse a ese problema del presente: Jim Dooley, un fanático de Scott obsesionado con hacerse de los manuscritos inéditos y que está decidido hasta a matar a la propia Lisey para obtenerlos. Esta novela ha sido la única que King se negó a vender para que se adaptara. Tuvo que aparecer JJ Abrahams con la propuesta de dejarlo escribir los guiones para una serie de ocho capítulos, en los que King tendría siempre todo control creativo. Y así llegamos a La Historia de Lisey, la serie, dirigida en su totalidad por Pablo Larraín y con Julianne Moore interpretando a Lisey.Un producto que tiene todas las virtudes y los vicios de una serie producida para una plataforma de streaming (en este caso, Apple TV+): por un lado, el tener su propio ritmo narrativo no determinado por la necesidad de “seducir al espectador” para que vea el siguiente capítulo. Se entiende que el que la esté viendo sabe qué es lo que está viendo. Pero su gran problema es que hay cosas que no deberían trasladarse directamente a la pantalla. Algunas cosas que funcionan literariamente, pero no visualmente. Y aunque Larraín logra un producto que borda entre lo macabro y lo bello, es en el apartado de King en donde las cosas quedan a deber precisamente por su fidelidad a su novela. 



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