El trasfondo económico de la crisis de gabinete


Wado de Pedro y los ministros referenciados en el kirchnerismo pusieron su renuncia a disposición del presidente Alberto Fernández. La jugada es consecuencia directa de la derrota oficialista en las PASO del domingo y apunta a forzar un cambio en la orientación del Gobierno.Particularmente, de la política económica. No es casualidad que la carta del ministro del Interior se haya dado a conocer inmediatamente después de la aparición pública de Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández en la presentación de la Ley de Hidrocarburos, este mediodía. La derrota electoral
Para el ala kirchnerista del oficialismo, la derrota electoral es consecuencia directa de la administración económica. En este sentido, el plan de “tranquilizar la economía” de Martín Guzmán puede haber funcionado para frenar la corrida cambiaria en octubre del año pasado, recomponer el mercado de financiamiento en pesos y reestructurar la deuda pública con los acreedores privados, pero no cumplió con “poner plata en el bolsillo de la gente”, principal promesa electoral del Frente de Todos en 2019.
De cara a las legislativas, el oficialismo estuvo lejos de remontar tres años consecutivos de pérdida del poder adquisitivo del salario. Por el contrario, durante todo el primer semestre del 2021 se realizó un ajuste sobre el gasto social, salarios estatales y jubilaciones, que llevó a un déficit fiscal primario de apenas el 0,7% del PBI, cuando lo presupuestado para todo el año estaba fijado en 4,5%. Resulta ocioso hacer un repaso de la evolución de la pérdida de poder de compra de los sueldos, jubilaciones y prestaciones sociales. Para el sector que hoy impulsa un cambio en el gabinete, la población confirmó el sombrío panorama socioeconómico votando con el bolsillo.El Presupuesto y la economía
La cronología de este miércoles indica que la chispa que enciende la crisis es la postura de Martin Guzmán durante este mediodía. Pese a que todo el país estaba al tanto que el Gobierno intentaría modificar el escenario con medidas que apunten a inyectar dinero en los sectores medios y bajos de la población, el ministro de Economía ensayó un discurso donde defendió su gestión y no pareció haberse enterado del viraje.
“Para que la economía pueda sostener su crecimiento y se pueda dar de una forma estable es muy importante que el crecimiento del mercado interno vaya acompañado por una generación de divisas que nos permita no chocarnos contra situaciones que nos desestabilizan en el frente cambiario, esa es la Argentina que se viene construyendo”, dijo Guzmán.

 El mercado interno está condicionado a la generación de divisas, por aspectos estructurales de la matriz productiva argentina. Pero apuntalar lo segundo puede llevar muchos años, y el oficialismo tiene un resultado electoral que revertir en dos meses. Mientras el ministro apunta a “ordenar la macro”, el kirchnerismo reclama reactivación del trabajo, recuperación del salario y encender el consumo.  En esa línea, Guzmán anunció la presentación del proyecto de Presupuesto 2022 para esta tarde. Al igual que lo ocurrido con el del año pasado, la ley de leyes elaborada por el economista prevé moderación en el gasto público, en el marco de las negociaciones para un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional. 
La confirmación vino por parte del presidente: “presentamos el Presupuesto dando por cierto que el año que viene no tenemos que cumplir compromisos externos, pero eso exige seguir adelante la negociación con el Fondo y lograrla”.

En la tarde de este miércoles, el Presupuesto aún no fue presentado. La embestida encabezada por Wado de Pedro en el gabinete puede haberlo retrasado para ser rediscutido, o directamente archivado.  Lo llamativo es que la hoja de ruta económica para el próximo año no sólo deberá ser aprobada en ambas cámaras, sino también por el FMI. Por lo tanto, o el borrador de Guzmán fue acordado en secreto con los enviados del Fondo, o estaría predestinado a incumplirse.La resolución de la crisis de gabinete tiene el final abierto. Ninguna de las partes que componen la coalición gobernante tiene en carpeta romper relaciones con el organismo internacional. Por lo tanto, quién imponga la orientación que tendrá el Gobierno en el futuro, más allá de estos dos meses electorales, estará condicionado por las restricciones que imponga el FMI.
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