Pollo Fuentes, Cecilia y Wildo recuerdan a Luis Dimas tras su muerte: “Era el Lucho Jara de los 60”


Como un artista desde que se levantaba hasta que se acostaba, describen sus colegas José Alfredo Fuentes, Cecilia y Wildo a Luis Dimas. El artista de la Nueva Ola, conocido popularmente como el “Rey del Twist”, murió el miércoles a los 78 años, producto de una falla multisistémica.Aunque había sufrido un infarto hace algunos años, Fuentes dice que el fallecimiento de “Lucho”, como lo llama con cariño, lo tomó por sorpresa: “Fue bien fuerte porque no esperábamos que pasara”. “Yo sabía que estaba mal psicológicamente, estaba complicado desde la pandemia con una depresión que lo afectó”, contó a este medio el también músico, que conoció a Dimas cuando ya era una de las primeras figuras de la Nueva Ola.”Cuando empecé a cantar y lo conocí, para mí fue increíble porque tenemos cinco años de diferencia, entonces sentía que estaba ante una figura increíble, que yo quería ser un poco como él cuando chico”, dice el Pollo, que destaca que su colega estuvo “prácticamente 60 años cantando con mucho éxito”. “Era su vida entera, su pasión. Artista 100%, 24 horas del día”, añade.Y explica: “24 horas al día artista porque era igual arriba del escenario o abajo, conversando con él en la casa tú sentías que estabas frente a un artista, lleno de energía, de vitalidad, la misma que se veía en sus presentaciones, que estaba dos horas cantando y no se cansaba, corría de un lado hacia a otro, saltaba, en su vida privada era igual, artista todo el tiempo”.Fuentes incluso se anima a compararlo con otra figura del espectáculo nacional. “Lo asemejo, haciendo un paralelo con estos tiempos más modernos, con Lucho Jara. Lucho Dimas vivía listo para la foto, pendiente de la ropa, cómo se veía, qué iba a cantar, si lo aplaudían o no, un poco el Lucho Jara de los años 60”, planteó con cariño al recordar al intérprete de clásicos como “Señorita Desconocida”, “Muñequita y “Caprichito”.Con zapatos de charolQuien se mantuvo en contacto con el artista el último tiempo fue Wildo, quien es cercano al entorno de Luis Dimas. El también referente de la Nueva Ola concuerda en que estar frente a él era enfrentarse a un artista con “sentido del espectáculo”, pionero en lo suyo.”Lucho era una persona súper emblemática, por su personalidad muy llamativo para nuestro medio y muy admirado también. Luis Dimas es uno de los pioneros de la Nueva Ola”, valoró Wildo. “Tipos como Luis Dimas son personas que viven las 24 horas como artista, duermen como artista, se levantan como artista, se acuestan como artista; y eso hacía que el tipo estuviera en un escenario en el festival más modesto de Chile o el más pomposo y era igual, se entregaba entero”, agregó.Al buscar en su memoria una anécdota que refleje a Luis Salvador Misle, verdadero nombre de Dimas, recuerda un momento “que habla un poco de esa irreverencia que tenía Luis”. Ambos habían sido invitados a un partido de baby fútbol organizado por el Comité Olímpico, pero Dimas había olvidado algo clave: no llevó zapatillas deportivas. Pero como era él, dice Wildo, decidió jugar igual y ponerse al arco con zapatos de charol. Una imagen que dio la vuelta a las redes sociales.”Me acuerdo mucho porque yo no me había dado cuenta de que estaba jugando con zapatos, y cuando me salió a cortar una pelota, me di cuenta de que estaba con zapatos y me vino un ataque de risa”, relata Wildo. “Era así, un gallo muy controvertido”, resume.Un cabro chicoAunque dice que no lo veía “hace rato”, Cecilia se mostró muy impactada por la muerte de Dimas, con quien fue contemporánea en los inicios de la Nueva Ola, desde comienzos de los 60. “Le gustaba vivir a Luis, mucho. Era un gran artista, marcó una época de adolescentes y juventud. Éramos paralelos y por eso nos caíamos bien, a pesar de que nunca fuimos amigos, fuimos compañeros solamente”, expresa la artista.Compañeros de giras y escenarios, Cecilia recuerda cosas que hoy le dan risa: “De repente a Luis le bajaba esa onda de no podernos ver a nadie, a todos los artistas, entonces hacía cosas como, por ejemplo, desenchufar el micrófono del que estaba actuando, entonces esas tonteras me producen risa, tan infantiles, cabro chico”. “Pero bueno, está descansando y que Dios lo tenga en su santo reino”, sentencia.



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