Más sobre el Artículo Tercero

He venido insistiendo sobre la enorme importancia del Artículo Tercero de la Constitución federal, porque al ser dedicado a la educación en las escuelas, fue motivo de largas y ásperas discusiones en el Congreso Constituyente de Querétaro en 1917.Ahí afloró con vehemencia el fanatismo revolucionario concentrado en el ataque a la religión y a la Iglesia que brotó de la revolución francesa de 1789 en el afán judío de la descristianización, considerando las grandes consecuencias que de ello se han derivado. Sobre la Convención Francesa, el Diputado de Guanajuato dijo: “Natural era, entonces, que la Convención Francesa hubiera acabado con todos los clérigos“.Y esto era de esperarse así cuando, después de los horrores de toda la revolución que había llegado a proclamar -negada la existencia de Dios-, había llegado a proclamar la existencia de una diosa soberana: la razón, y se había inclinado ante ella en un altar.¿Y qué sucedió con los frailes? Y aquellos hombres que acababan de proclamar la fórmula más grande que puede haber en el mundo: los derechos del hombre, tuvieron que reconocer que aquellos derechos del hombre los tenían también sus enemigos, les reconocieron a ellos esos derechos; hasta los excesos del jacobinismo se detuvieron en el punto preciso donde era necesario reconocer en cada hombre un derecho igual al que ellos tenían; y los frailes, a pesar de la declaración de los derechos del hombre, siguieron enseñando, no se les puso taxativa alguna.Leer más: Con un gran poder, bla bla blaToda esa argumentación del diputado José Natividad era para atacar las exageraciones fanáticas revolucionarias del Dictamen de la Comisión Dictaminadora, presidida por el diputado Francisco J. Mújica, de Michoacán.



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