¿Quién cuida a los cuidadores?



Un nuevo sistema de salud, la reactivación económica y el futuro de las pensiones para los adultos mayores de nuestro país, son algunos de los principales ejes que el Gobierno del Presidente electo, Gabriel Boric, quiere destacar en su agenda. Sin duda, será una administración compleja debido al escenario social y político que se configura, pero que, al mismo tiempo, presenta una oportunidad para no quedarnos mirando desde “el palco”, y más bien, nos invita a seguir impulsando los cambios que favorecieren en la construcción de una mejor sociedad.
Son muchas las políticas de relevancia que deben comenzar a discutirse e implementarse, sin embargo, desde las sombras, podemos encontrar silenciosos actores, en su mayoría mujeres, que esperan que este nuevo Gobierno pueda visibilizar su labor: las y los cuidadores de las personas en situación de discapacidad, quienes se han transformado en los invisibilizados que, durante largo tiempo han llevado sobre sus hombros, abnegadamente, la situación de vida de sus seres queridos o conocidos. 
Actualmente, el Estado entrega poco o nada de reconocimiento y apoyo hacia estas personas. En primer lugar, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia aporta un máximo mensual de poco más de 29 mil pesos para los cuidadores que son postulados a este beneficio económico por su servicio de salud local correspondiente, y por otro lado, existe un sistema de protección social llamado “Chile Cuida”, que sólo considera a poco más de veinte comunas a nivel nacional para realizar un proceso de acompañamiento y soporte. ¿Bastará con esto? No lo creo. 
Hoy contamos con una estructura Estatal que no es capaz de entender la magnitud de la labor de estos ciudadanos que, de una u otra forma, han dejado de lado el cuidado de sus propias vidas, por el amor y cariño que entregan hacia terceros. 
La reestructuración del Estado, en esta nueva administración, debe tener entre sus pilares medidas concretas que busquen remediar este histórico abandono. ¿Cómo hacerlo? A través de la valoración y reconocimiento monetario de un trabajo no recompensado actualmente, pero también, por medio del acompañamiento y de la vigilancia de la salud mental de estos cuidadores. 
En la época del individualismo extremo, es responsabilidad de nuestros gobiernos cautelar y rescatar los pocos y casi nulos espacios e iniciativas de vinculación social y apoyo emocional desinteresado. Es tiempo de cuidar a los que siempre han cuidado. 
 
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El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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