El verano, la teoría del caos



Ocurrió en el caluroso Verano de Chicago en el West Side, a mediados del mes de julio de 1966: como fue escena familiar en películas de Hollywood y en la vida urbana real, unos adolescentes abrieron la llave de un grifo público, de esos ubicados generalmente a pocos metros de las esquinas de la ciudad, en este caso, en la esquina de Roosevelt Road con Loomis St. 
Fue un hecho cotidiano que en el verano se agruparan los jóvenes para refrescarse y jugar frente al potente chorro del grifo. Ese día, hicieron rápida aparición los patrulleros Melvin Clark y Arthur Secor para cerrarlo. Hay que recordar que abrir el grifo sin autorización estaba prohibido, pero según el periódico Chicago Defender, esta ordenanza solo se aplicaba a los barrios negros. El dirigente de la comunidad local Chester Robinson, le rogó a los oficiales que mantuvieran el grifo abierto porque este era el único recurso de los niños para refrescarse. Los policías se negaron y apenas se retiraron, Donald Henry salió entre la multitud y volvió a abrir el grifo. Molestos por este desafío, los policías lo arrestaron, mientras Henry le gritaba a la multitud: ¡No van a dejar que estos policías me arresten! ¿Por qué no hacen algo? Y la gente comenzó a tirar piedras a los oficiales, quienes se retiraron hacia su vehículo y llamaron por radio para solicitar ayuda. 
En pocos minutos, más de quince vehículos policiales acudieron a la escena, pero fueron recibidos por un bombardeo de piedras, botellas y ladrillos. La disputa del grifo se extendió durante tres días de intensos disturbios en el West Side de Chicago. La protesta fue creciendo hasta alcanzar el incendio de tiendas y saqueos a comercios. Al tercer día, el gobernador Otto Kerner envió 1.500 guardias nacionales que patrullaron la zona munidos de ametralladoras calibre .30 con orden de disparar.  
Martin Luther King Jr. visitó la zona al tercer día de violencia, se reunió con el alcalde Richard Daley y le sugirió que las piscinas podrían ayudar a aliviar alguna de las tensiones que causaron la revuelta. Asimismo, el presidente Lyndon Johnson anunció a las “juventudes desfavorecidas” un subsidio federal “antipobreza” para ser empleado en la construcción de piscinas. La notable escalada de un conflicto surgido de una boca de incendio utilizada para recrear a los niños en el verano, llevado a una política pública de construcción de piscinas municipales, indicaba el papel que se había asignado al acto público de bañarse como amortiguador de conflictos sociales y como lugar de socialización. 
Lo ocurrido se explica con la teoría del caos, que dice que el aletear de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas. También ocurre lo mismo saltando un torniquete en el metro, pero convengamos que el sistema estaba sensibilizado, como el clima. 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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