La Unión Latinoamericana

¿Por qué no crear una estructura supra nacional, como la UE, la Unión Europea, integrada solo por gobiernos democráticos? A modo de una de tantas ventajas colaterales, en dicha organización americana serían excluidos aquellos países presididos por dictadores, por lo cual no podrían disfrutar las ventajas económicas y financieras recíprocas, otorgadas a los integrantes de la nueva UA. Al tener problemáticas similares las naciones progresistas, lucharían por la estabilidad de precios, el control de la inflación; buscarían incentivos, estrategias y alianzas económicas para generar riqueza y distribuir el ingreso, estimular el crecimiento económico, sin perder de vista una planificación social, combatir la creciente pobreza, financiar la investigación y el desarrollo tecnológico, mejorar las condiciones sanitarias, crear empleos, ampliar el acceso a la educación y a la vivienda e incrementar la productividad agrícola mediante una reforma agraria.
Se trata de consolidar en el futuro un “mercado común” que permita la libre circulación de personas, mercancías y de capitales, en el contexto del respeto a los derechos humanos, de modo que nadie pueda ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado, ni ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, familiar, domiciliaria o la correspondencia: ni de ataques a su honra o reputación; en caso de persecución, toda persona tendrá derecho de buscar asilo y contar con protección contra el desempleo. La UA sería una entidad internacional con capacidad autónoma de gestión financiera administrada por un Banco Central Latinoamericano (BCL) nutrido con fondos de los países integrantes sometidos a las reglas de una moneda única, que implicaría controles en materia de endeudamiento y de emisión de dinero primario. ¡Claro que debemos contar con un Tribunal de apelaciones y con un congreso latinoamericano, con un Colegio de Comisarios que aplique el Derecho de la Unión, supervise su cumplimiento y ejecute sus políticas, además de un Tribunal de Cuentas que controle el buen funcionamiento y la adecuada administración de las finanzas y de los fondos comunitarios!Si el T-MEC es un acuerdo comercial trilateral para ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes, un tratado orientado a eliminar o a rebajar los aranceles vigentes entre los signatarios. Resulta muy atractivo estudiar la posibilidad de extender los alcances de dichos instrumentos jurídicos a toda América latina. Ya existe de la Comunidad Andina, el Mercosur y la Unión de Naciones Suramericanas, creados para fomentar el intercambio comercial que incluye clausulados de política fiscal y presupuestaria, así como el movimiento de personas y organismos políticos comunes, sin embargo, en el Hemisferio Sur se debe formar, con sus debidas excepciones, un esquema parecido a la Unión Europea para beneficiarnos de sus ventajas y rechazar los inconvenientes de diversa naturaleza, detectados con la experiencia de los años.Entiendo la imposibilidad de ejecutar un proyecto de esta naturaleza, así como el rechazo que puede producir en autoridades y en alguna parte de la sociedad latinoamericana, resistencia que se vivió en Europa cuando desapareció la peseta, el franco, el marco y la lira, entre otras monedas más, para ceder el paso el euro, así como cuando surgió un tribunal con facultades supranacionales y un parlamento europeo. Soñar en ocasiones estimula la imaginación y la imaginación puede ayudar a materializar proyectos que antes se contemplaban de muy compleja realización. Si la unión hace la fuerza, sostengo que entre la inmensa mayoría de los países latinoamericanos podríamos integrar un poderosos bloques que nos retroalimente con enormes ventajas recíprocas. No escapan a mi conocimiento las resistencias que opondría países populistas a semejante estructura que iría mucho más allá que la Alianza por el Progreso, sobre todo en temas tan complejos como la migración, de acuerdo, habrían capítulos diferidos en el tiempo, pero vayamos paso a paso, comencemos, Roma no se hizo en un día. Valdría la pena recordar a la España del franquismo comparándola con la España engranada a la Unión Europea.



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