Liderar desde cordialidad – El Mostrador



La cordialidad es uno de los aspectos fundamentales para relacionarnos y convivir entre personas, más aún, en un país y un mundo que necesita y pide a gritos que aprendamos a convivir junto a nuestras diferencias entendiendo que cada persona puede tener puntos de vista distintos, pero siendo cordial, podemos aprender juntos a convivir con nuestras diferencias. Esto significa no compartir lo que dices pero respetarlo.
La cordialidad se entiende como la sencillez, la gentileza y la amabilidad que tiene una persona con otra. También tiene que ver con cómo aprendemos a cuidarnos más y respetarnos. Te pregunto: ¿Cuán cordial eres con las personas en la calle o con tus clientes, trabajadores y proveedores?. ¿Acaso no te gusta que sean cordiales contigo cuando te atienden en una cafetería o cuando entras a comprar a alguna tienda?. Si hay algo que me he dado cuenta es que cada vez somos más indiferentes.
¿Qué pasa cuando caminas por la calle?. Muchos dirán: “Si, lo que pasa es que los problemas, el día a día, las preocupaciones, etc”. ¿Crees que eso justifica lo otro?.
Por ejemplo, cuando uno va a una cafetería a tomarse un café, uno espera tener una experiencia en el servicio, desde cómo te reciben, como te hablan, como sabe el café, entre otras cosas, por lo que la persona que te atenderá en ese café debe comprender que, en esa relación, él se juega la vida, ya que de esa experiencia depende que un cliente vuelva a comprarte.
Muchas cosas en la vida se pueden decir con una sonrisa y muchas cosas pueden cambiar en la vida de otra persona tan solo siendo cordial.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, gracias, le puedo ayudar, necesita algo más, gracias por visitarnos, son palabras que pueden ayudarte a ganar y liderar desde la cordialidad, ganar seguidores en la medida que validan la forma en cómo eres con las personas.
Al final de toda esta historia, nadie te querrá por tus títulos, premios o dinero, pero sí lo harán por cómo eres y la huella que dejas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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