¿Cómo superamos los niveles de informalidad laboral en nuestra población migrante?



Desde las fundaciones y organizaciones que trabajamos con personas que se encuentran en situación migratoria, observamos con cuidado la forma en que se está abordando la contingencia. En particular, la Región del Biobío, presentó en 2020 el mayor aumento de población migrante en Chile -después de Magallanes- con un 24% de incremento, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Esta situación nos obliga a hacernos una pregunta incómoda: ¿tenemos respuestas para integrar a este creciente grupo o, en la ausencia de iniciativas, lo estamos marginando laboral y socialmente?
La realidad en Chile es que una de cada cuatro personas migrantes trabaja de manera informal, es decir, sin cotizaciones, seguridad social o proyecciones de una mejor calidad de vida. Más aún, este año, la informalidad laboral migrante creció un 15% (INE) y un 63% de la población migrante no cuenta con la documentación requerida para realizar actividades económicas o de empleabilidad en Chile, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones en Chile (OIM), frenando así sus capacidades para generar ingresos individuales y familiares.
Parece necesario dejar de abordar la proliferación del trabajo informal por cuenta propia como una “opción” a tomar, ya que cada día es más patente como ésta se vuelve la única oportunidad de ingresos a la que pueden acceder personas con menores niveles de estudio o en situación de exclusión económica, cuestión dañina tanto para las economías familiares como para nuestros propios entornos económicos.
A través del programa “Apoyo al emprendimiento a personas en situación migratoria de la Región del Biobío”, con patrocinio de la OIM en Chile, estamos entregando capacitación y capital de inversión a personas inmigrantes para que puedan formalizar su emprendimiento. Si bien este programa representa una mínima fracción del total de personas que buscan establecerse laboralmente en Chile, es el comienzo de un desafío que se debe tomar a nivel institucional en términos de participación e inclusión laboral, considerando que esta seguirá creciendo y que no podemos permitir que sea en base a la precariedad.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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