Violencia digital a las mujeres



Faltaría tiempo para demostrar con imágenes la violencia que existe en Internet y las redes sociales a través de la desinformación. Las hay en varios niveles de gravedad: las que se emiten en cuentas anónimas y perfiles públicos, que solo buscan desacreditar, y las de autoridades y representantes que deberían velar aún más para que las condiciones del diálogo sean democráticas y en tono de respeto. 
Como muestra, un botón: hace unas semanas la ministra vocera Camila Vallejo participó en Luxemburgo en el foro Global de Líderes de la OCDE, viaje que se transformó en un nuevo estudio de caso y odio, donde nuevamente es protagonista de un rumor transformado en desinformación, al acusársele de viajar en primera clase. Paradójicamente su periplo a Europa era justamente para conversar y advertir sobre la proliferación de fake news, y terminó siendo parte de uno de ellos.
Acá no se trata de defensas corporativas, la ministra desmintió la desinformación emanada por el senador Iván Moreira, y su respuesta tuvo tanto o más impacto que la noticia falsa levantada por el parlamentario. Sin embargo, no deja de ser sintomático que sea ella (como también otras ministras del gabinete) el blanco preferente de ataques, impregnados no solo de noticias descontextualizadas o derechamente falsas, sino que también haciendo referencia a su persona, su género, su aspecto físico o preferencia política.
Pero olvidemos a Camila un minuto, la vocera tiene la tribuna y las pruebas para decir qué es y no es una noticia falsa, pero el ataque que ella vivió es lo mismo que experimentan cientos y tal vez miles de mujeres en todo el país. La violencia digital, mediante ciberacoso, chantaje sexual y otras formas nuevas de abuso, son parte de la cotidianidad, pero sus víctimas no son una ministra de Estado, sino que son mujeres, niñas y jóvenes, anónimas y no siempre con herramientas para defenderse.
Ahora que en estos días se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, valga este espacio para reiterar que ningún maltrato es aceptable, ni físico, ni psicológico, social, económico y ahora digital, ya que todos afectan la dignidad de las personas. Por eso, a la larga lista de violencia que sufrimos las mujeres, no dejemos para el último lugar la que podemos pensar es la más inocua. 
Para destruirle la autoestima a una niña, adolescente o mujer no es necesario gritarle o agredirla, basta un mensaje mañoso y desacreditador en redes sociales con varios likes para lograr el mismo nefasto objetivo. 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



Source link

Related Posts

Add Comment