Ya lo dijo ella: si hablamos de acoso, Lali somos todas



Cuando tenía doce años me tomaba el colectivo a las 7 am en Parque Lezama para ir al secundario. El colectivo llegaba siempre hasta las manos así que iba parada casi todo el viaje. Cuancdo el 29 pasaba por el barrio de San Telmo, mi atención se multiplicaba y mi incomodidad también, a la altura de Av. Independencia subía un señor que siempre, siempre, se acomodaba atrás mío. Al principio sólo creí que eran casualidades hasta que empecé a sentir cómo me tocaba la pierna con su manito asquerosa. Todas las mañanas, cuando lo veía subir, me bajaba del colectivo. Nunca se lo conté a nadie, creía de forma ilusa, que sólo me pasaba a mi.   Hace algunos días la cantante Lali fue apoyada mientras miraba la final del mundo en Qatar. Apoyada literalmente. Las imágenes muestran a un chico que, pareciera, de forma intencional, la toma de la cintura y se apoya con su pelvis.El video se viralizó de forma inmediata. La secuencia que dura apenas unos segundos se reproduce por todos lados, de hecho, en este instante se redactan notas, tuits o posteos con lo sucedido y con el video adjunto, lo cual no hace más que revictimizar y repetir una y otra vez esa situación que puede haber sido traumática para quien la vive. Pero de eso no hablará este artículo.  Cuando un periodista se acercó a Lali para preguntarle cómo se había sentido, la cantante dio en la tecla al sostener que la sociedad no debería indignarse sólo por lo que le pasó a una persona famosa ya que ese tipo de secuencias suceden a diario en todos los rincones del país.La idea de esta nota es reafirmar su palabra y utilizar lo sucedido para hablar de las millones de veces que pasó, pasa y pasará una situación similar. Y también para reflexionar en que si el repudio social y total sucediera también cuando alguna de estas violencias se reproduce a diario, la cosa sería distinta. Para tener una dimensión al respecto, hablé con Daniela Gasparini referente de Mumamlá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) sobre las cifras de acoso callejero que preocupan y de las cuales, al parecer, nadie se ocupa.¿Pero cuánto de esto puede medirse en números? “Si bien la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar las violencias por razones de género prevee la elaboración de estadísticas oficiales, lamentablemente no las hay en tiempo y forma, tampoco sobre ninguno de los tipos de violencias por razones de género. Los informes que podemos compartir fueron elaborados a partir del esfuerzo de integrantes de Mumala y Libres del Sur o de otras organizaciones que encuestan a mujeres de todas las edades en todo el país de manera voluntaria”.Son las organizaciones sin fines de lucro quienes elaboran informes anuales o semestrales con números aproximados para que, por ejemplo, el periodismo pueda trabajar con datos más concretos.Cifras que espantan pero no sorprendenDe acuerdo a una encuesta realizada por la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), el 97% de las mujeres han sufrido acoso callejero y la gran mayoría de las encuestadas comenzaron a padecer estas situaciones desde los 13 años, mientras que identificaron la edad promedio de los acosadores entre 30 y 40 años.El acoso es una de las formas de violencia machista más naturalizadas y menos denunciadas a pesar de que es considerado un delito. El rango de edad es aleatorio, otras encuestas realizadas por las redes lanzan que la edad promedio en la que las mujeres cisgénero ven un pene sin su consentimiento por primera vez es a los 11 años.Todas y cada una de nosotras conocimos el pito muchísimo antes de tener ganas de hacerlo. Pero las exhibiciones no son la única situación que se repite, el manoseo en transportes públicos también tiene un alto porcentaje. En CABA el colectivo es el medio de transporte más utilizado, seguido por el subterráneo y el taxi. El 64% de las porteñas fueron acosadas en la parada del colectivo, y el 34% manifestó haber sido abusadas durante el viaje. El taxi aparece como el medio utilizado durante la noche: el 77% de las mujeres del GBA y el 60% de las porteñas elegían un taxi o remis en busca de mayor seguridad. A pesar de eso, 3 de cada 10 mujeres fueron acosadas por un conductor de taxi.Por qué pasa esto  Hace sesenta años, las mujeres casi no utilizábamos el espacio público. La mayoría permanecía en su casa siendo responsable de las tareas del hogar y al cuidado de los y las hijas. A medida que la cultura, la historia y el capitalismo avanzó, comenzamos a utilizar el afuera con mucha más frecuencia.El acoso empezó siendo una manifestación de disconformidad frente a lo
que los varones consideraban una invasión a su espacio y enmascarado de galantería existía el piropo, que no es más que una herramienta para demostrarle a las mujeres que los espacios públicos aún no les pertenecen.“Esto lo hacen los tipos en soledad o en grupo. La sensación que nos genera puede ir del asco al miedo, una sensación de impotencia y angustia, ellos lo que quieren generar es básicamente eso, o cancherear con sus amigos, no están pensando en que les vas a hacer caso, están mostrándote su poder”, sostiene Gasparini.  El cuerpo de la mujer como un espacio público más, no es novedad. Desde siempre pero puntualmente desde el 2015, la cuestión de violencia de género en todos los ámbitos se puso como protagonista de los debates sociales. Se rompió el silencio y las situaciones normalizadas de acoso comenzaron a ser parte de una larga lista de problemáticas que afrontan día a día todas las personas que no son varones cisgénero.  Un informe “Las Consecuencias Psíquicas del Acoso Callejero” (2018) de la organización LIDA (Libres de Acoso Callejero), muestra que la mayoría de las mujeres no reaccionan ante las situaciones de acoso por miedo a la respuesta del acosador. No vamos a pretender estar shockeadas por el dato. Porque además, quienes lo hicieron, recibieron como respuesta por parte del acosador burlas, negación del acoso, agresión verbal y/o física, etc.Como respuesta ante el acoso, las mujeres cambian la manera de vestir (aunque está comprobado que no importa qué tengas puesto a la hora del acoso, sucederá igual), modifican sus rutas, gastan más dinero en transporte  o evaluaban ir junto con un hombre ya que la mayoría no sufre acoso cuando está junto a uno. De hecho, si quien acompaña es una mujer, recibe el mismo acoso o incluso más. Si bien en muchos rincones del país las guarangadas en la vía pública disminuyeron ya que socialmente aumentó la condena de estas secuencias, continúan sucediendo. Y nuestra cultura aún alimenta el relato de varones que acosan y mujeres que se esconden. En México, de hecho, hay vagones separados para que las mujeres puedan viajar tranquilas sin ser acosadas, situación que termina siendo un problema porque indica que hasta el propio Estado naturaliza estas violencias.     Cómo denunciarEl acoso es una de las formas de violencia machista más naturalizadas en la sociedad argentina y según el relevamiento de FEIM, es muy poco denunciada. Sólo un 7% lo denunciaron o accedieron a la justicia, y más de la mitad de ellas no quedaron conformes con el abordaje.“Luego del #NiUnaMenos, avanzamos en muchas leyes desde la calles, y en relación específicamente al acoso sexual callejero logramos su incorporación en la Ley de protección integral para prevenir sancionar y erradicar las violencias de género, y en la Ciudad de Buenos Aires logramos que se sancione la ley 5742 de prevención del acoso sexual en espacios públicos”, indica la psicóloga.  Lo primero que tenemos que saber es que podemos denunciar el acoso sexual callejero. “Este tipo de acoso puede desarrollarse en cualquier sitio de la vía pública, espacios de uso y tránsito común, pero también en lugares como canchas deportivas, teatros, etc. ¿Y qué se considera acoso? Comentarios sexuales, amedrentamiento, persecuciones en auto o caminando, arrinconamiento, gestos obscenos, fotografiarlos o grabarnos sin nuestro consentimiento o bajo presión, realizar contacto físico sin consentimiento, masturbarse o mostrar partes íntimas del cuerpo frente a nosotras, apoyarnos sus genitales, etc”, define Gasparini.Ante cualquiera de estas situaciones o también situaciones de acoso sexual en el ámbito privado, podes comunicarte con la línea nacional 137. También asesorarte en la línea 144. Si estas en la CABA podes llamar al 4300-8615, enviar un mail consultando a delitossexualesmujer@buenosaires.gob.ar o ir a la calle Piedras 1281 1er piso de Lunes a viernes de 8 a 15hs. 
 



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