Élites y actores sociales en el Acuerdo por Chile



En reciente columna de opinión “El Acuerdo por Chile y la inacción social”, Claudio Fuentes ofrece un nuevo análisis para comprender la propuesta de dicho Acuerdo. Escoge expresar su resultado como “fruto del hiperinmovilismo” social, a diferencia del anterior acuerdo constitucional, fruto de un “contexto social de hipermovilización”. Distingue a las élites políticas tradicionales de los actores sociales, señalando que a estos últimos podríamos responsabilizarlos de un acuerdo elitista que él reconoce, dado que “no se activaron para obtener un resultado distinto al que hoy se tiene”.

Su afirmación es al menos problemática. En primer lugar, aun cuando las élites puedan segmentar su campo social, organizan sus intereses y recursos en sociedad, y sus acciones tienen evidentemente consecuencias sociales.

Segundo, los actores sociales, representados por alguna “acción colectiva organizada a nivel social”, en palabras de Fuentes, además de cargar con las responsabilidades cotidianas derivadas de la desigualdad social extrema, la precariedad laboral, los problemas de salud mental, la gestión de las múltiples deudas domésticas o la creciente violencia multiforme, deberían cargar con la responsabilidad presente o potencial de un acuerdo elitista, por su inacción. Vale decir, por ser actores sociales que dejaron de actuar socialmente para este acuerdo.

Tercero, su texto exime a estas élites del resultado de un acuerdo que canaliza sus intereses y sus habituales modos de organización política, ampliamente deslegitimada por esos “otros actores sociales” de esa compleja e inasible ciudadanía que, más o menos movilizada, tendría mayor responsabilidad de la situación actual del acuerdo.

Su diagnóstico ofrece las luces de una soberanía conocida sobre el campo de la ciencia política, del que podría considerarse un experto, reconociendo a los actores sociales como posibles agentes que podrán aglutinarse para perseguir intereses privados y públicos. En los hilos de su texto, los actores sociales son, sobre todo, variables más o menos móviles de un mapa político usual, sobre el que se añaden las capas diagnósticas de los expertos sobre un malestar social incómodo, que se vive distante y ajeno en el medio ambiente de los territorios. La impresión general es que las vidas y experiencias de esos actores sociales parecen tan ajenas en su texto, que solo puede asumirlas como atractivas abstracciones teóricas. En cierta medida, serían parte de ese pueblo que mantiene su estado social por la falta de responsabilidad en sus propias acciones.

Espero equivocarme. Con intenciones de seguir leyendo las próximas columnas que comparta el profesor Fuentes, espero no sorprenderme con aseveraciones que parecen legitimar que el acuerdo elitista que refiere es responsabilidad de aquellos y aquellas que estuvieron ausentes en dicho acuerdo.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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