El uso de la inteligencia artificial en la educación superior ¿ChatGPT un aliado o un enemigo?



Con la aparición de la inteligencia artificial y en especial del ChatGPT, un modelo de diálogo que responde a preguntas e instrucciones, que ha venido a transformar, incluso algunos la llaman una revolución en la manera en que interactuamos con la tecnología, y cada día su difusión se vuelve más popular en las redes sociales y en el público universitario. Este chat cuenta con la capacidad de procesar grandes volúmenes de información, y puede dar respuestas coherentes y precisas, en cuestión de minutos, frente a cualquier tipo de consulta que le puedan realizar los estudiantes. 
Pero no solamente puede ser manejado por los estudiantes, sino que también por los académicos quienes pueden utilizarlo como una forma para generar contenidos para las clases, así como para adaptar materia compleja a lenguaje sencillo, o inclusive generar contenido automatizado, lo que permitiría ahorrar uno de los bienes más preciados por los académicos, el tiempo. 
Sin embargo, a pesar de estas ventajas, también existen red flags (banderas de alerta), ya que, aunque el ChatGPT puede proporcionar respuestas precisas a preguntas específicas, a menudo carece de la capacidad de situar la información a un contexto particular, o proporcionar soluciones innovadoras y creativas debido a que crea las respuestas en base a la información que tiene cargada y los datos de entrenamiento a los que se expone. Y, además, no toda la información que entrega cuenta necesariamente con una validez científica, por lo que todo el contenido generado, debe ser revisado. 
Otro aspecto importante a considerar al utilizar el ChatGPT en la educación superior es la integridad académica. Dado que es capaz de generar contenido automatizado, por lo que los estudiantes lo podrían utilizar de manera inapropiada, para plagiar o copiar trabajos. Por lo tanto, es importante que los docentes establezcan lineamientos claros sobre su uso bajo una perspectiva de integridad académica y proporcionen información sobre los riesgos asociados con la deshonestidad académica. Al mismo tiempo, es posible utilizarlo como una herramienta para detectar el plagio, ya que puede comparar y verificar la originalidad de un trabajo con otros contenidos en línea publicados hasta el año 2021. Es importante utilizar la inteligencia artificial de manera responsable y consciente, fomentando su uso positivo y evitando sus aplicabilidades negativas en la educación. 
En conclusión, el ChatGPT tiene el potencial de convertirse en un aliado en la educación superior, así como lo han sido históricamente los libros, artículos y materiales educativos, la inteligencia artificial proporciona a los estudiantes una estructura, una base; ya no parten sus creaciones académicas desde un lienzo vacío, sin embargo, esta base requiere mejoras, de verificar la validez de la información y una perspectiva humanizadora, por lo que es importante reconocer sus implicancias. Por lo que los académicos, debemos comprender los desafíos y oportunidades de esta tecnología, aprovechando su potencial para la formación de los futuros profesionales y líderes del país. 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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