La caída de los Bancos Internacionales y su efecto en el sistema financiero de Chile



Durante el mes pasado conocimos noticias preocupantes de bancos en Estados Unidos y Europa. En primer lugar, los clientes de Silicon Valley Bank retiraron 42 mil millones de dólares de sus depósitos en un día, llevando a la institución a colapsar. Luego, otros bancos regionales estadounidenses, como Signature Bank y First Republic Bank, se unieron con sus propias particularidades para acentuar la crisis de confianza. Mientras, en Europa se desarrollaba una crisis que involucraba a Credit Suisse, la cual terminó con su compra por parte del UBS, el mayor banco suizo.
Las autoridades económicas de estos países tomaron medidas oportunas y contundentes para estabilizar el sistema financiero. El Banco de la Reserva Federal -Fed-, junto con el Banco Central Europeo -BCE- y los bancos centrales de Canadá, Inglaterra, Japón y Suiza anunciaron una acción coordinada para aumentar la liquidez.
Por su parte, en sus últimas decisiones de política monetaria, el BCE y el Fed continuaron con el ajuste monetario; el primero reiteró su compromiso con frenar la inflación, mientras que el segundo anunció que, si bien consideró pausar las alzas, el consenso fue continuar con la lucha contra la inflación. Ambos ajustaron el tono de sus comunicados, sugiriendo que monitorearán de cerca los acontecimientos. En lo más reciente se unió el Banco Central de Chile (BCCh), que en su última reunión mantuvo la tasa de referencia, como era esperado, pero endureció el tono y proyectó una inflación más pegajosa que en el Informe de Política Monetaria (IPoM) anterior.
A partir de estos eventos, cabe preguntarse cómo podría impactar esto al sistema financiero chileno y si estamos ante un episodio de riesgo sistémico que pueda contagiarse a nivel global. El escenario base es que, si bien estos acontecimientos han inyectado volatilidad, los bancos locales no debieran afectarse en sus fundamentos.
La banca chilena tiene saludables niveles de capitalización y de liquidez; todos los bancos chilenos deben cumplir con los más altos estándares internacionales (Basilea III). En el caso de Chile, el regulador (la Comisión para el Mercado Financiero, CMF) declaró que los bancos cuentan con niveles adecuados de liquidez y solvencia, los cuales están sujetos a un marco regulatorio y de supervisión que limita el riesgo, con requerimientos de liquidez que han avanzado a los estándares establecidos en Basilea, según lo enmarca la Ley General de Bancos. En Estados Unidos, el Silicon Valley Bank por su tamaño, no estaba sujeto a estas normas. Además, el IPoM de marzo destaca que la “regulación y supervisión robusta” a la que está sujeto el sistema bancario chileno evita que se produzca este tipo de episodios.
Mirándolo constructivamente, estos ruidos internacionales derivaron en caídas de las tasas de interés, lo que también se observó en los tipos locales. Estos, se han acoplado al movimiento de la tasa de los bonos del tesoro estadounidense, en un entorno de menor incertidumbre política y una recuperación de la profundidad del mercado de capitales. Esta caída en las tasas se tradujo en rentabilidades positivas (cuando la tasa de un bono cae, el precio sube). En el IPoM de marzo el BCCh reiteró su compromiso con frenar la inflación, manteniendo la Tasa de Política Monetaria hasta asegurar la convergencia de la inflación al rango meta. Mantener los niveles de tasa actual por un período más prolongado, ofrece atractivos rendimientos en tasas en el corto plazo en la renta fija local.
Colaboración de Compass Group para Coopeuch Inversiones
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