“Barbie”, “Anatomía de una caída” y “Vidas Pasadas”: ¿Cómo hablan las películas nominadas al Oscar de sus directoras?



* Por Antonella Morello y Micaela RoblesEntre la obra y su artista hay una mística, un toque distintivo y hasta secretos. De “Barbie”, a “Anatomía de una caída” y hasta “Vidas Pasadas” pareciera que poco pudiera asemejarse frente a una comedia musical, un thriller dramático, y una historia de vida pero coinciden en algo central: además de estar dirigidas por cineastas mujeres, fueron escritas por ellas.De cara al próximo domingo 10 de marzo, las cintas de Greta Gerwig, Justine Triet y Celine Song figuran en la categoría principal. ¿De qué se tratan? ¿Cómo llegaron a estar involucradas en el proyecto? ¿Se puede distinguir la impronta de cada una? Tres estilos y sellos cinematográficos que  analizamos para entender cómo las representa.
“Barbie” y la revolución rosa“Barbie” es la opción más mainstream y pochoclera de las tres. Está protagonizada por un elenco lleno de figuras, encabezado por Margot Robbie y Ryan Gosling, y cuenta la historia de la famosa muñeca de Mattel. Fue la más esperada también: tenía muchas expectativas, mucho hype por parte de los fans y de los críticos. A pesar de que generó opiniones divididas, tras su estreno se convirtió en un fenómeno de la cultura pop que llenó todas las redes y las salas de cine de rosa.Así como salió muy bien, pudo haber salido muy mal. Pero Greta Gerwig sabía lo que hacía. La cineasta estadounidense asumió el desafío de dirigir este proyecto tras ser convocada por Robbie, quien también fue la productora ejecutiva: “Lo que hace con sus películas… es muy inteligente, pero también puede transmitir humor y emoción, y sabíamos que queríamos todo eso en la película de Barbie. No puedo imaginarme a nadie más haciéndolo aparte de Greta”, declaraba la actriz de “Babylon” a Deadline.Lo dice Margot, lo dicen los números en taquillas, los récords y las nominaciones: nadie pudo haber hecho esta película como Greta. Si vemos sus trabajos anteriores, “Lady Bird” -película que compitió en los 90.ª edición de los Oscar y que le valió a Gerwig una nominación en “Mejor Dirección”- y “Mujercitas”, podemos observar algunas ideas en común que atraviesan sus obras, como la exploración del vínculo madre-hija, la búsqueda de identidad de las protagonistas, y el foco en el crecimiento, debates y deseos.”Me interesa cómo la vida es complicada y desordenada y que no hay nada que sea bueno o malo, sino más bien ambas cosas. Creo que me pareció un buen punto de partida”, dijo a Wbur sobre su interés por la propuesta. Su intención, según reveló para The New York Times, era “hacer algo anárquico, salvaje, divertido y catártico”. Y eso se refleja en el film: vemos cómo Barbie se vuelve consciente de sí misma, de su mundo, del patriarcado que domina nuestro mundo y de cómo repensar su propia realidad. A través de una trama entretenida, aborda temáticas sociales, culturales y existenciales, siempre con música y humor para abrir los debates a todo público.Irónicamente, este año ni Greta ni Margot fueron reconocidas en los Oscar. “Había un millón de posibilidades de hacer películas terribles de Barbie y tal vez una sólo para la perfecta. Era un objetivo tan poco probable que fue emocionante ir tras él. Y estoy muy feliz de que así fuera”, recordaba Robbie a Los Angeles Times tras el anuncio de los candidatos, y sumó: “¿Me hubiera encantado ver a Greta nominada a dirección? Por supuesto. Ella tiene una visión tan singular, y Greta aportó tanta humanidad, creatividad, inspiración, magia y alegría a Barbie”.“Anatomía de una caída” y que su guión la juzgueLa cineasta francesa, Justine Triet se convirtió en la tercera mujer en la historia en ganar la Palma de Oro, es decir el galardón máximo del Festival de Cine de Cannes, el primero que inicia la temporada, y por tanto, el que tiene el privilegio de seleccionar primero (valga la redundancia) las películas que verá el mundo. Allí, al recoger el premio, buscó que como su film, su discurso fuese provocador, contundente y de denuncia: “La mercantilización de la cultura que defiende el gobierno neoliberal está en vías de romper la excepción cultural francesa”, apuntó contra el presidente Emmanuel Macron (casi como lo que está pasando con el INCAA), al tiempo que le dedicó el premio principalmente a las jóvenes cineastas.Justine es una convencida de que a través de las palabras se pueden construir verdades (por eso volvió escritora a Sandra, su protagonista, que además comparte el mismo nombre que la actriz Sandra Hüller). Hablar, le costó tal vez que la Academia de Cine de su país, presentara su película para que compitiera en la categoría de Mejor Película Internacional de los Oscar (como sí lo hizo en los Golden Globes, los Critics’ Choice Awards, entre varios más). Sin embargo, casi como reparación histórica su película se ubicó en la categoría principal de los famosos premios de Hollywood. Una de cal y una de arena: Justine es la única directora nominada en su categoría, suerte que no se equiparó para sus colegas Greta y Celine. Además aspira a las estatuillas a Mejor guion original, Mejor Montaje y Mejor Actriz para Sandra (presente también en “La Zona de Interés”).Casi como si no fuera posible revertir la historia en términos literales, Justine compuso un guión implacable, lúcido, y tan agudo (como la secuencia inicial completamente aturdidora) capaz de reescribir el género de juicios cambiando la perspectiva. Para ello,  no casualmente referencia al clásico de 1959, “Anatomía de un asesinato” y lo reversiona de todos los chlichés (incluidos el giro argumental que muchas y muchos esperaron que sorprendiera, recurso bien hollywoodense).La trama sigue a una escritora alemana, como la única sospechosa de la muerte de su marido, a quien su hijo con una discapacidad visual encontró sin vida. La película además, retoma de alguna forma su segunda película “Los casos de Victoria”, donde una de las cuestiones que más le habían llamado la atención del mundo judicial es que muchos abogados que entrevistó para su film, le dijeran que lo importante era el relato, cómo se cuenta la historia. “El de abogado es un trabajo que, en el fondo, se parece mucho al mío. Cuando empecé a escribir con Arthur (Harari, su pareja), mi coguionista, nos interesaba como motor de la historia el tema de la escritura. La justicia es un concepto muy cínico y muy violento. Conozco en Francia muchos abogados que dicen que, en un juicio, a la verdad hay que ponerla a un lado. Por eso hay tantos abogados que son amigos de los clientes. Cuando hay una relación más profunda con una persona, tenemos esa necesidad de saber más, de saber si nos dicen la verdad o no. El actor que hace del abogado de Sandra, Swann Arlaud, desde el principio se pone de su lado, porque no quiere enfrentarse al temor de no creerla. Es un tema que me obsesiona desde ‘Victoria’. Me interesa que la verdad, en el mejor de los casos, sea el resultado de relatos yuxtapuestos. Y eso es muy violento para el acusado”, le contó a El Confidencial.Otra inspiración para la directora fue el caso de la estadounidense Amanda Knox, acusada y condenada en Italia por matar a su compañera de intercambio. Uno de los tratamientos mediáticos más empeñados en la sexualización de la demandada.En la película los sentidos y el idioma tienen un lugar central. La música fuerte, la intervención del perro (Messi), y la inhabilitación hacia la protagonista de poder expresarse en su lengua ni siquiera en inglés, sino en francés (de modo que Sandra despliega su talento de dominar los tres). Así, muestra cómo se estigmatiza una “mala víctima”, a la pareja como disputa de poder y a un niño (Milo Machado Graner) que crece mientras descubre quiénes son sus padres. @filonews “Anatomía de una caída” contiene una de las escenas más potentes de los premios (el audio en la audiencia que permite a su vez adentrarnos en esa casa congelada), de esas que logran que la película se ubique entre las más interesantes.“Vidas pasadas”: el sueño realidadLa ópera prima de Celine Song es probablemente la que más habla directamente de su directora. Porque además de retratar su mirada, plasma sus recuerdos. Sí, basada en sus vivencias personales, su Nora protagonista es de alguna forma un espejo en la pantalla (interpretado por la actriz Greta Lee) de la Celine que es pero sobre todo de las que transitó para poder elegir en quién convertirse.El momento que la inspiró fue justamente la escena con la que abre el film. Tres jóvenes treintañeros están en un bar neoyorquino. El joven surcoreano se sonríe con la muchacha de su misma nacionalidad, mientras a su lado, el otro joven judío-estadounidense mira tristón hacia el frente. No podemos escuchar qué se dicen, qué está pasando. Vemos a través de otros curiosos de la mesa vecina que juegan a arriesgar qué vínculo existe entre los tres. “Sentí que algo especial nos atravesaba a los tres. Miraba alrededor del bar y veía cómo nos miraban las personas que trabajan allí y los demás clientes del bar, y me di cuenta de que todos se estaban preguntando quiénes éramos los unos para los otros”, contó Celine en una entrevista para Vanity Fair.En “Vidas Pasadas” (“Past Lives”) la directora –que como su alter ego en la ficción se graduó como dramaturga por su pasión por la escritura y es hija de un padre cineasta y una madre artista (diseñadora gráfica)- recorre el transcurso del tiempo entre Nora y Hae Sung, y cómo sus vidas se bifurcaron cuando ella emigra con su familia a Toronto (Canadá). El cariño que sintieron, las preguntas pendientes, y un destino en el que creen y desconfían, hará que se reencuentren.Si bien la película está repleta de escenas como extraídas de su propia vida, hay una escena que es como si rompiese esa cuarta pared: Nora está recostada en la cama junto a su marido, Arthur (John Magaro), quien con la fragilidad de la inseguridad logra expresarle: —En una película yo vendría a ser el villano; el blanco que se interpone entre esa historia de amor oriental. No puedo competir frente a eso—. Y en esa charla le susurra uno de los diálogos más mágicos del guión: —Sólo hablás en coreano cuando estás dormida. A veces me resulta divertido y otras es como si no pudiera alcanzarte. Soñás en un idioma que no puedo entender.También te puede interesar: In-Yun: ¿El destino de los protagonistas de “Past Lives” estaba predestinado?Para ambos varones, Nora es casi un enigma, mientras que por el contrario ella se ve (pero también la vemos) de formas muy transparentes. Como le dice Hae Sung (Teo Yoo) —Para mí sos alguien que se va—. Sin embargo, ella remata aún con una frase más poderosa. —Para vos soy esa niña de 12 años que ya no está, pero eso no significa que no haya existido o que no exista. Existe y la dejé en Corea con vos.La conclusión más dolorosa por ser la más madura de la historia, llega cuando Nora elige decirle a su amigo que ya no quiere hablar más con él por videollamada. A priori, la frase que usa puede resultar chocante y algo ridícula (que no puede concentrarse en su escritura porque se la pasa buscando vuelos a Seúl), pero engloba la principal premisa-corazón del guión: ella ya no puede retroceder, ni el tiempo, ni su elección y no hay porqués para eso ni reproches.—Siempre hay algo que dejás atrás cuando te vas pero también llegan cosas nuevas— le dijo su madre a la de Hae Sung, cuando ésta le pregunta por qué se van si su marido es director, y ella es artista. No había motivos aparentes como un contexto o su situación económica que los oprimiera pero sí había sueños (en el sentido menos romantizado pero a su vez en el más poético). —No se gana el Nobel en Corea— dice Nora, en una suerte de ironía pero sin perder de vista que América del Norte sigue figurando en el mapa como la Tierra Prometida que dice que es.En otro coqueteo con la realidad, en la película Nora va cambiando el premio que va a ganar. Cuanto más grande es, menos ambicioso pero a su vez más especializado: del Nobel (a las ciencias, en su caso a la literatura), al Pulitzer (dedicado al periodismo) al Tony (al teatro). Sin saber que conseguiría el Premio Independent Spirit (los galardones al cine independiente) por la Mejor Película del Año, y la nominación al Oscar en la categoría principal (con la pendiente selección a su labor como directora).”Esta película es increíblemente personal para mí”, se emociona. Por más que su Hae Sung real sólo haya sido sólo un platónico de su infancia y su marido, escritor Justin Kuritzkes, a quien primero que nadie le comparte sus historias, “Vidas pasadas” consigue la capacidad ubicarse entre los premios más Hollywood a pesar de lo poco hollywoodense que resulta (por su presupuesto, falta de un cierre al mejor estilo mainstream), provocarnos ese nudo en la garganta de los casi y una proximidad tan verosímil con nuestras vidas que viaja desde Seúl a Nueva York hasta nuestras retinas, de ojos vidriosos pensandonos a través de esos personajes o viendo a través de ellos, como pensó su directora.Más que los OscarDe alguna u otra forma, todas las películas nos hablan de ellas, de sus directoras, de las personas que ponen cuerpo, alma y mirada detrás de esas historias para transmitir lo que nos transmiten. Más allá de la estatuilla y del (poco) reconocimiento de la Academia, los Oscar son el momento perfecto para sumergirnos en sus filmografías y analizar la huella que deja cada una en el cine. 



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