Reflexiones durante el encierro – El Mostrador



Cuando nos vemos enfrentados a una crisis de esta naturaleza que nos afecta no solo a nosotros como chilenos, sino a todo el mundo no cabe más que preguntarnos cuál es nuestro deber como individuos hacia nosotros mismos y hacia nuestra comunidad. Cada uno desde su área de especialización deberá sin duda colaborar en esta necesaria reflexión. Como profesores y educadores de la Universidad de Santiago en la que hemos ejercido por más de 25 años nos preocupa cómo vamos a enfrentar esta crisis a nivel educativo.
El modelo que, sin duda, nos ha llevado a una crisis política y social desde muchos años pero que se ha tornado más evidente desde el 18 de octubre, nos ha dejado desamparados en lo humano y comunitario.  Sin entrar en aspectos técnicos ni filosóficos mayores, si bien necesarios, creemos que ahora nos toca como sociedad buscar como resorte en esta crisis algo que nos una más íntimamente. Es así como nos vemos enfrentados a una reclusión en nuestros hogares que nos obliga, pero también invita, a enfrentarnos con nosotros mismos y nuestra realidad más íntima. Encierro desde el cual deberíamos salir con una mirada distinta de la vida a como la hemos conocido.
Esta es una invitación que nos parece inmensamente valiosa, aunque compleja, debido a la carencia hasta ahora de momentos que nos permitan hacerlo dado el frenesí (pánico, angustia, incertidumbre, presión laboral y familiar) en que caemos en nuestras vidas diarias. Sin duda, aparecerán incomodidades y esta crisis nos pondrá a prueba a cada uno de nosotros, pero también enrostraremos una realidad que muchas veces no hemos querido ver.
En lo educativo la solución viene con la sugerencia de realizar nuestras clases a través de plataformas de internet.  Esta alternativa puede ser viable en un momento de crisis como ésta, si se cautela que todos podamos acceder a ellas y se resguarda el sentido de diálogo humano de las clases, sino estaríamos promoviendo la desigualdad y la segregación nuevamente. Tampoco podemos hacer vista gorda y oídos sordos a que educar significa mucho más que transmitir contenidos y que lo formativo, parte indispensable de una educación de calidad, no debe por ningún motivo dejarse de lado. Tampoco podemos obviar que la carga emocional que llevamos todos en este momento, profesores, padres, hijos e hijas y ciudadanos en general es sin duda inmensa y difícil de soportar. El llamado entonces es a cautelar la salud mental de todos, entendiendo que son tiempos nunca antes vividos por nuestra ciudadanía y que poner una sobrecarga de trabajo en este minuto nada más puede ejercer una presión innecesaria que termine por empeorar la salud de todos.
Queremos ser tajantes al decir que no podemos pretender actuar con normalidad frente a algo que no es bajo ningún punto de vista “normal.” Es el momento de revisar las causas por las cuales los modelos económicos, políticos, religiosos, educacionales han fracasado. Vivimos con una amenaza constante que no tiene solo que ver con nuestra salud física pero también emocional y la precariedad en que algunos podemos llegar a estar dado que hay trabajos que no se podrán seguir realizando.
Estos temas que son esenciales (particularmente en la formación de profesores) en el proceso educativo son difíciles, mas no imposible, de ser transmitidos y discutidos por medios electrónicos, pero creemos que deberían ser parte de esta urgente revisión de los principios que orientan la educación.  Invitamos a todos los miembros de la comunidad educativa, autoridades y no autoridades a reflexionar y a cuidarnos entre todos. Ese es nuestro deber primordial en estos momentos, ser comunitarios.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



Source link

Related Posts

Add Comment