Minsal ha recibido casi 4 mil llamados de ayuda por ideas suicidas en los últimos meses de la pandemia


A inicios de mayo, cuando Chile se encaminaba al peak de la crisis por el coronavirus, en Europa un grupo de científicos de universidades del Reino Unido alertaba por las alzas en las tasas de suicidio y de conductas de automutilación que causaría la pandemia como parte de sus estragos en la salud mental de la población. Esto, de forma silenciosa, ya comienza a expresarse en el país.
Según datos del Ministerio de Salud, cerca de 4 mil personas han reportado tener conductas suicidas en los últimos meses de la crisis sanitaria en Chile. Así se desprende al analizar las consultas recibidas en la plataforma “SaludableMente” que el Gobierno habilitó en junio para tratar problemas de salud mental ocasionados en el contexto de la pandemia.
De las 42.338 llamadas que hasta la semana pasada había recibido el teléfono de ayuda, un 9% correspondían a personas que reconocían una ideación o intento de suicidio, es decir, más de 3.800 casos, siendo el segundo mayor motivo de consulta en la plataforma. Lo superan los síntomas ansiosos, que representan el 65% (unos 27 mil llamados), seguido de los trastornos del ánimo (8%) y trastornos mentales severos (6%).
Y las casos podrían ser más, porque SaludableMente ha recibido otras 15 mil consultas que no fueron respondidas debido a, por ejemplo, la pérdida de conexión antes de atenderse. Con ello, en sus dos primeros meses el fono ha recibido 58.015 llamados.
Desde el Minsal comentaron que la demanda ha sido tal que en los próximos días se sumarán 10 psicólogos más a las labores de recibir y realizar llamados, llegando a 80 profesionales.
Asimismo, dan cuenta de que el agendamiento que se solicita en el sitio web del Hospital Digital aumentó en un 600% su demanda, pues si antes contaban con 80 cupos diarios ahora alcanzan los 480 requerimientos.
Los más expuestos
En un coloquio sobre salud mental la subsecretaria Paula Daza afirmó que un porcentaje relevante de los llamados por ideación suicida corresponden a jóvenes.
Según datos del Registro Civil obtenidos por Transparencia, durante el primer semestre 15 menores de edad se quitaron la vida en el país, mientras que el Departamento de Estadísticas e Información del Minsal (DEIS) contabiliza 44 , aunque su cifra abarca los suicidios con 19 años.
Pilar Espinoza, docente de la Universidad San Sebastián, junto a otros profesionales estudió la ideación suicida juvenil en colegios de Santiago previo a la pandemia y comenta que en ese entonces ya notaban una falta de herramientas en los colegios y familias para apoyar a los menores, lo que, cree, podría haber empeorado por el encierro.
“Generalmente sus cercanos saben cuando los niños están mal, lo cuentan o dan señales, pero falta preparación”, señala la académica.
Para ayudar a ese diagnóstico la Universidad de Talca creó el año pasado un software que detecta la ideación suicida en adolescentes con un cuestionario que ahonda en sus factores personales y emocionales. Tras analizar a más de mil niños, el programa reveló que el 36% de los alumnos con alto riesgo de conductas suicidas no había recibido intervención, y el 20% había tenido uno o más intentos de suicidio.
“Si la persona está manifestando que tiene deseos de morir hay que tomarlo en serio”, comenta Nadia Ramos, psicóloga de la casa de estudios. Añade que algunas de las señales que suelen presentar incluyen la depresión y hablar sobre la muerte.
Otro segmento en riesgo es la población adulto mayor, que ha sufrido doblemente por la pandemia. Así lo afirman en la Fundación Míranos, que se dedica a la prevención del suicidio de este rango etario y que ha detectado que en la crisis se duplicaron los episodios de pensamiento suicida. A ellos llegan los casos más graves reportados por Senama para que intervengan.
“No sólo aumentaron, sino que son más graves”, dice su presidenta, Ana Paula Vieira, quien explica que cada vez son más los que llaman contándoles que ya tienen planificado cómo y dónde quitarse la vida. “Nuestro deber es hablar con ellos y ahondar en que no deben tomar una solución definitiva para un problema que puede ser temporal”, explica.
En este periodo han detectado que las conductas suicidas suelen ser detonadas por la soledad del encierro, sumado a que sus cercanos no los llaman; además de problemas económicos y la muerte de parientes por Covid-19. En los primeros meses de la pandemia, dice, lo que predominaba era el temor por la crisis sanitaria y su vulnerabilidad en caso de enfermar.
“Si se sienten mal, díganlo, no hay nada malo; y si la familia ve que un mayor muestra señales, escúchelo. Escuchar puede salvar vidas”, imploró Vieira.
 



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