El paso de Sichel en la agencia de lobby Burson-Marsteller: candidato de derecha manejó cuentas de AFP Cuprum, Equifax y Autopista Central



Uno de los episodios que marcó el debate presidencial del miércoles, fue cuando la candidata Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social) encaró a Sebastián Sichel por haber trabajado de lobista. Ayer, El Mostrador reveló una serie de nexos que dan cuenta de un posible conflicto de interés que lo persiguen, y que incluyen asesorías para distintas empresas privadas.
Una de ellas es una “auditoría de percepciones, una encuesta que buscaba ver cómo impactaba la crisis de credibilidad de empresas del litio, a raíz del caso SQM, en la marca de otro actor de la industria, que entonces era Rockwood” para la empresa Albermarle.
Sichel además tenía participación accionaria en la empresa Giro País Spa, que aparecía en una lista con cinco pagos a su nombre desde Soquimich, en plena indagatoria de  delitos tributarios y financiamiento ilegal de campañas política.
A esto se suma su llegada a la Corporación de Fomento (Corfo), un hecho que provocó incomodidad, como evidencia una nota de este medio publicada en mayo de 2018. “Entre los que conocen a Sichel, saben que su trabajo se acercaba más al de un lobista y no al de un simple asesor de marketing”, señala dicho reportaje.
Pero su pasado en el mundo privado va mucho más allá. Este viernes, el medio Interferencia reveló otros nexos del candidato de Chile Podemos +, como por ejemplo, que fue director de Asuntos Públicos en la compañía Burson-Marsteller (B-M) entre enero de 2011 y agosto de 2013, donde gestionaba cuentas de varias empresas como Autopista Central, Equifax y Principal, propietaria de AFP Cuprum.
Según un exdirectivo de la empresa, el cargo que Sichel ostentaba en ese momento “era principalmente el de ser responsable de toda el área de lobby de Burson”. Equifax era la cuenta más importante, pues era la que más renta generaba para Asuntos Públicos. “Sebastián se escondía para hablar por teléfono con personas vinculadas a la cuenta de Equifax durante la tramitación de la ley”.
Al aspirante a La Moneda le tocó manejar esta cuenta en un momento particularmente complejo. Entre diciembre de 2010 y febrero 2012, el Congreso discutió la ley Dicom, impulsada por el entonces diputado Felipe Harboe, que buscada regular el registro de deudores.
Mario Godoy, gerente general de Equifax en aquella época, expuso ante la Cámara de Diputados el 17 de enero de 2012 y dijo que “el proyecto presenta problemas técnicos en su articulado que se deben mejorar para lograr su finalidad, principalmente el uso de un lenguaje ambiguo; la denegación del acceso a la información a la mayoría de las empresas que otorgan crédito y otras actividades comerciales tales como seguros y arriendos, incluso si cumplen con los usos legítimos; se constituye en un incentivo de la circulación de información poco confiable y de manera poco segura y no señala un plazo de implementación”.
Godoy pidió “definir con un lenguaje claro los usos permitidos de los informes comerciales”, ampliar el número de empresas que pudieran tener acceso a informes comerciales y extender el plazo de implementación de la ley a 180 días. La ley finalmente se aprobó un mes después, según algunos analistas, a la medida de Equifax, ya que no prohibió el listado, sino que lo restringió al sector financiero.
Fuentes indicaron a Interferencia que Sebastián Sichel tenía especial interés en esta ley, ya que era uno de los clientes más importantes para la empresa en la que trabajaba.
Autopista Central y Principal
Otra fuente comentó al citado medio que Sichel estaba particularmente atento de las cuentas de Autopista Central, la que aseguró “continuó siendo cliente de Sichel cuando se fue de Burson y montó su propia empresa de marketing y lobby”.
También prestó mucha atención a Principal, empresa de seguros estadounidense que entró al mercado chileno en 2012 mediante la compra de AFP Cuprum.
Sichel comentó al medio que su trabajo con estas empresas era de seguimiento legislativo e informes en derecho, pero no de lobby, a pesar de que Burson-Marsteller haya reconocido abiertamente que sí se dedican a esta actividad.
Al ser consultado sobre una colaboradora que hacía gestiones de lobby para él, respondió: “¡no hacía lobby para mi, no seas falta de respeto!. Yo con ustedes, con las fake news, voy a terminar querellándome”.



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