Refugio para mujeres trans en CDMX, en riesgo de cerrar



Desde hace dos años, Victoria recibe a mujeres trans en situación de calle en su departamento, ubicado en el centro de la Ciudad de México. Sin haberlo planeado, se convirtió en un refugio en medio de la crisis por la pandemia de COVID-19, y ahora se encuentra en riesgo de cerrar sus puertas, por falta de recursos y porque ya no les quieren rentar el espacio en el que se ubican actualmente.
“Estamos viviendo en un pequeño departamento que no está acondicionado para ser refugio, pero lo hemos utilizado para recibir hasta 10 o 12 personas al mismo tiempo. Yo rentaba aquí desde hace 4 años, pero el dueño se enteró del trabajo que estamos haciendo y dio por terminado el contrato. Me dijo que no va a renovarlo porque prefiere venderlo”, cuenta Victoria Romero, coordinadora de la colectiva Lleca-escuchando las calles.
La petición de desalojar el departamento llegó luego de diversas agresiones verbales y amenazas por parte de vecinos inconformes con la presencia de mujeres trans y trabajadoras sexuales en el inmueble.

“Un espacio seguro”
El proyecto comenzó al inicio de la pandemia. Victoria cuenta que un día caminando por el centro de la ciudad se encontró con una persona en situación de calle que le contó su historia. Era un hombre originario de Puebla que llevaba 4 años fuera de su casa, de donde su familia lo corrió por ser homosexual y nunca creyeron cuando les contó que había sido víctima de abuso sexual por parte de uno de sus tíos.
Al conocer su historia, Victoria se ofreció a apoyarlo a buscar un albergue y consiguió que fuera ingresado en un centro de la Ciudad de México. “Pero me quedé pensando en su historia”.

Victoria es vecina de la zona cercana a los metros Revolución e Hidalgo, en la que existe presencia de trabajadoras sexuales, muchas de ellas mujeres trans, quienes no dejaron de trabajar incluso en el momento más peligroso de la pandemia.
Consciente de la situación precaria en la que viven, y de los riesgos que enfrentaron en plena pandemia, Victoria comenzó a acudir a socializar con ellas y apoyarlas con condones y toallas sanitarias. Desde entonces, trabajadoras sexuales y mujeres trans en situación de calle la esperan cada martes afuera de metro Revolución para recibir su apoyo.
“Fue así que las conocí y me contaron sus historias. Entonces entendí la problemática de los albergues de la Ciudad y las pésimas condiciones que tienen, que hay discriminación hacia personas de la diversidad sexual. Y de un momento a otro todo se fue dando, comenzaron a llegar a mi departamento y creció el número de personas que buscan nuestro apoyo”, explica Victoria.

Además de ser refugio, alfabetizan a mujeres trans y trabajadoras sexuales, y les brindan talleres psicoeducativos en los que se fomenta la autonomía. También dan acompañamiento en procesos de obtención de documentos de identidad, pues en muchos casos las usuarias no cuentan con acta de nacimiento ni otro tipo de identificación.
La colectiva Lleca-escuchando las calles actualmente está integrada por cinco voluntarias y psicólogos que prestan sus servicios gratuitos en algunas ocasiones. En este momento, alojan a cinco mujeres trans en situación de calle, una de ellas migrante de Guatemala.

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— LLECA – Escuchando la Calle (@lleca_org) April 24, 2022

Kailani llegó a la Ciudad de México hace solo dos días. Cuenta que huyó de Guatemala por la discriminación y la violencia que sufría por ser una mujer trans. En cuanto pudo, se comunicó con Victoria por recomendación de una amiga que también migró desde su país en busca de mejores condiciones de vida, y que recibió apoyo de Lleca-escuchando las calles para conseguir documentos que le permitieran llegar hasta la frontera con los Estados Unidos.
La coordinadora de Lleca-escuchando las calles destaca que la importancia de la labor que realizan está en que “no somos un albergue, sino un espacio seguro”, en el que no se obliga a las personas a permanecer encerradas, y por ello en ocasiones solo acuden a bañarse, comer, dormir algunas horas o, en el caso de mujeres trans migrantes, mientras esperan que se autoricen los documentos que les permitan continuar su camino rumbo al norte.
“No condicionamos su estancia, por eso decimos que somos un espacio seguro. Algunos solo lo necesitan un rato y se van de nuevo a habitar espacios públicos. Somos conscientes de que trabajamos con población callejera y somos respetuosas de ello, que hay personas que deciden estar en situación de calle y así se sienten bien y seguras. Otras vienen de paso y tienen otros proyectos, así que solo siguen su camino”, detalla Victoria.
Rechazo y discriminación
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020, a nivel nacional 20.7% de personas que se identificaron como hombres trans dijeron haber sido discriminadas por su orientación sexual. En el caso de las mujeres trans, el 15.2% dijo haber vivido discriminación.
Por su parte, el 23.3% de personas identificadas como gays y lesbianas, dijeron haber sido discriminadas por su orientación sexual, cifra que contrasta con el 1.7% de las que se identificaron como heterosexuales que reportaron haber vivido este tipo de discriminación.
En la misma encuesta, el 26% de la población total del país dijo que no rentaría un cuarto de su vivienda a una persona con VIH o SIDA, y el 23.8% respondió que no tendría como inquilina a una persona gay o lesbiana.
Gracias al trabajo que realiza con Lleca-escuchando las calles, Victoria ha sido testigo de cómo afecta a la vida de las personas LGBTQA+ el rechazo de sus familias y de la sociedad.
“En las calles de la Ciudad de México hemos encontrado a mujeres trans que vienen desde otros estados u otros países en busca de mejores oportunidades. Vienen acá porque tienen la idea de que hay más apertura, menos discriminación… sin embargo, al paso del tiempo se encuentran con la misma situación de la que vienen huyendo”, lamenta Victoria.
Por eso, destaca que parte de la labor que realizan en Lleca-escuchando a las calles está enfocada en el restablecimiento del tejido social y el fortalecimiento de las redes de apoyo de las personas de la diversidad sexual que llegan con ella.
Para continuar con esta labor, Lleca-escuchando las calles lanzó una campaña para recabar recursos que les permitan rentar un nuevo espacio en el cual puedan continuar dando refugio a mujeres trans en situación de calle, así como continuar con las actividades educativas, de apoyo emocional y de salud sexual que vienen realizando con varias trabajadoras sexuales.

Con los recursos que se recaben, también iniciarán los trámites para constituirse formalmente como una asociación civil, lo que les permitirá acceder a apoyos del gobierno. Mientras tanto, continuarán trabajando con donativos y de manera voluntaria, “porque entendemos la situación que se está viviendo en las calles, que no podemos dejar así a las personas que necesitan la ayuda”.
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