Raquel aprendió a hacer paletas vía telefónica en Guasave

Guasave, Sinaloa.- En un rincón de Guasave, hace 27 años se encontraba un ama de casa tratando de hacer rendir el dinero con lo poco que ganaba su esposo, sin embargo, la llegada de nuevos integrantes a la familia generó aún más incertidumbre en su economía, por lo que a sus 36 años de edad se vio en la necesidad de buscar un empleo que le permitiera estar al pendiente de sus hijos. Raquel Aidé Sandoval emprendió un pequeño negocio de venta de paletas, donde en la sala de su casa organizaba cada molde en su refrigerador, para posteriormente salir a los jardines de niños a ofrecer la mercancía.Adaptación  Con alegría y nostalgia, Doña Raquel, ahora de 61 años de edad, relató que a pesar de tener solo la secundaria terminada, logró emprender su propio negocio a la edad de 36 años, con la ayuda de su papá, quien le enseñó a crear las paletas de hielo desde cero, pero debido a la distancia, su padre le daba instrucciones vía telefónica desde el puerto de Acapulco, donde tenía una paletería conocida como La Regia.Recordó que fue su esposo quien la apoyó económicamente para poder adquirir más equipo, con la finalidad de crear un mayor número de paletas, para después venderlas. ”Mi esposo fue quien me ayudó para comprar la máquina, ya para lo que no nos alcanzó, me ayudó mi papá”, destacó doña Raquel.Señaló que en la sala de su casa, hace unos 27 años, se encontraba haciendo paletas con sus respectivos moldes, donde se podía percibir el aroma de distintos sabores, desde uva, fresa, chamoy, naranjita, piña, fresa, limón, chicle, tamarindo, nuez, ciruela, coco, vainilla y galleta, con la esperanza de darse a conocer en las calles de Guasave, y con determinación visitaba los planteles educativos, como los jardines de niños, primarias y preparatorias, con una pequeña hielera. Con mucha pena se iba a pie para poder generar algún ingreso. “Yo, sin saber a hacer paletas, nunca en mi vida había hecho, pero sí me hicieron encargos para el Día del Niño”, recordó. Determinación Posteriormente visitaba las cooperativas de cada institución educativa, donde le solicitaban pedidos, por lo que se iba en una motocicleta con un pequeño remolque en el que traía sus hieleras para vender las paletas.Consideró que con lo poco que tenía, se fue haciendo de clientes, los cuales después iban a visitarla hasta su domicilio, donde solo tenía un pequeño refrigerador lleno de paletas. 
Al recordar cuántas paletas hacía en el día, con un suspiro declaró que en tan solo un pedido de preparatoria elaboraba mil.Afortunadamente, la máquina que tenía le facilitaba una parte de su trabajo.Junto a su esposo embolsaban las paletas de sabores que iban saliendo de la máquina, las cuales eran distribuidas solo en la prepa UAS, y posteriormente se enviaban más a kínderes, primarias y secundarias de la ciudad.Consideró que era muy cansado, ya que iniciaban labores desde las 5:00 horas y a mediados de las 11:00 aún continuaban haciendo paletas, por lo que se veía en la necesidad de hacer pequeñas pausas para atender a su esposo e hijos. Con el fin de preservar el legado, jamás permitió que nadie preparara las paletas, solo le ayudaban a embolsarlas y distribuirlas. “Siempre me han ayudado; pero a preparar, nadie, porque nadie tiene mi sazón. Busca quién tiene paletas de naranjitas, y como las mías, nadie”, declaró.En más de 27 años de trayectoria, ninguna paletería de Guasave ha logrado igualar o asemejar el sabor de doña Raquel.Motivación Al ver que solo un sueldo no alcanzaría para sobrevivir a la crisis económica que se presentó hace más de 20 años, sus dos hijos fueron quienes la impulsaron a tener un mejor estilo de vida, para luego poder solventar los gastos de cada matrícula de la universidad donde estudiaron.Inició con lo poco que ella y su esposo tenían, donde se les generaron algunas deudas, las cuales fuero pagando con los ahorros que hacían cada año. “Me daba una pena a mí, pero iba a todos los kínderes. Entre mi esposo y yo salimos adelante, porque uno solo no se puede. La necesidad lo mueve a uno y se te va quitando la vergüenza”, destacó. Te recomendamos leer: Doña Raquel actualmente tiene 61 años de edad y sigue activa, llena de alegría y motivación. Continúa vendiendo sus deliciosas paletas de sabores por el bulevar Central en esta ciudad. Gato con el uniforme de empleado de OXXO se hace viral



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