«Las copas de la memoria»: Neruda, el Winnipeg y otras hierbas



En 2023 se cumplirán cincuenta años del golpe militar que derrocó al gobierno del presidente Allende, además del aniversario de la muerte del poeta Pablo Neruda, acaecida el 23 de septiembre de 1973.
La memoria del Nobel de Literatura ha vuelto a estar de actualidad a raíz de investigaciones en torno a su deceso. Las líneas que siguen, sin embargo, no dicen relación con aquello, sino que tienen como motivación escrituraria la lectura de una reciente novela de Eduardo Bastías Guzmán, titulada “Las copas de la memoria” (2022), que tiene entre sus personajes tangencial, pero relevante a Neruda.
Eduardo Bastías Guzmán, autor de “Las copas de la memoria”.
 
El autor del texto ha incursionado en el género narrativo con relatos que por sus títulos nos hacen pensar que cultiva el subgénero literario de la novela histórica. Bastías es de profesión médico y es Académico Correspondiente de la Academia Chilena de Medicina. Entre paréntesis, estoy leyendo una novela dentro del mismo ámbito de las relaciones entre Historia y Literatura de otro médico, que ya comentaré (“Las puertas perdidas” de Juan Gustavo León).
La denominada novela histórica es de antigua prosapia y tiene generalmente como referente a personajes, espacios, motivos y situaciones que vienen de la realidad concreta. No se trata de una discursividad histórica, puesto que el/a autor/a toma como préstamo aquellos elementos y los pone en acto en una nueva escritura donde va a prevalecer la imaginación y la fabulación propias de la creación literaria.
Este tema ya lo había problematizado el filósofo Aristóteles en su Poética cuando decía que el discurso poético -es decir, la creación artístico-literaria- cuenta los hechos como debieron haber sido, al contrario de la Historia que da cuenta tal como fueron.

Al ficcionalizar hechos históricos, el creador literario hace uso de la retórica literaria, en otras palabras, de elementos añadidos que transforman el relato en una fábula. El referente histórico puede ser de cualquier época, incluso alejada del tiempo histórico de quien escribe la novela. La novela histórica propiamente tal apareció en el concierto de la literatura universal en el siglo XIX y ha tenido una larga progenie y modulaciones estéticas diversas.
Una de las últimas manifestaciones que ha rearticulado dicha forma narrativa ha sido la nueva novela histórica que ha tendido a suplir los silencios de la Historia, como dicen quienes la han descrito.
Según un antiguo libro de teoría literaria de W. Kayser, el asunto es lo que vive en la tradición propia, ajeno a la obra literaria, pero que va a influir en el contenido de esta. En este sentido, el asunto de la novela de Bastías Guzmán tiene que ver con las circunstancias históricas en que Pablo Neruda fue un gestor ineludible con el fin de permitir a unos 2000 españoles salir de Europa hacia Chile en el emblemático buque Winnipeg en el contexto de la Guerra Civil española que estalló en 1936.
Tres años después, el poeta, por mandato del presidente Aguirre Cerda fue encomendado como Cónsul para la inmigración española en Francia. Es allí donde aparece el Winnipeg. Como la historia lo ha atestiguado, Neruda cumplió fehacientemente con tal cometido y llegaron a nuestro país en un atiborrado barco españoles republicanos de distintas edades. Muchos de ellos optaron por quedarse en Valparaíso.
Entre aquellos pasajeros inmigrantes y refugiados venían también intelectuales que andando el tiempo serían un aporte al país, al igual que los artesanos, técnicos y demás personas que contribuyeron al desarrollo de la sociedad chilena. Este el contexto escriturario de la obra del médico escritor que maneja con soltura el desarrollo de los eventos narrados.
La portada de la novela como paratexto nos muestra a los/as lectores/as dos copas sobre un fondo de color rojo profundo; en realidad, una copa se vislumbra en el extremo superior derecho. Las copas son de la memoria histórica a que se refiere el asunto, y como objetos abren y cierran los hechos fabulados. El autor despliega la historia narrativa sobre la base de una familia de inmigrantes que tienen la oportunidad de subir al Winnipeg.
José Antonio Barberé junto a su esposa Ana María y sus hijos Manuel y Monserrat de cinco y tres años de edad serán el eje de la acción donde la figura de Neruda es determinante, a pesar de que tiende a soslayarse o a difuminarse, pero siempre está omnipresente en la memoria de la familia Barberé afincados en el puerto de Valparaíso.
La novela tiene dos partes; en la primera, el narrador fija la atención en la actividad de Neruda para llevar a cabo su propósito de embarcar al mayor número posible de inmigrantes, refugiados o exiliados en el mencionado barco. La parte segunda es la más extensa y está focalizada en los Barberé, quienes a lo largo de las décadas verán y experimentaran los distintos avatares históricos del país adoptivo, incluida la participación de los hijos cuando son mayores en las contingencias sociales y políticas de Chile. El relato culminará con el golpe militar de 1973.
“Las copas de la memoria” es una novela histórica que tiene una vigencia que trasciende los acontecimientos que son el referente. Sin duda, se trata de una novela histórica que refiere al drama del exilio, de los refugiados, de los inmigrantes, que son situaciones que emergen cada día en el contexto global. La guerra de Rusia sobre Ucrania es un ejemplo de cómo los desplazados generan el sufrimiento de la humanidad.
La novela, además, apela a la importancia de la memoria histórica tan fundamental para el rescate de lo visto y lo vivido antes del olvido. La novela de Eduardo Bastías Guzmán trabaja con solvencia el ensamblaje entre lo histórico y lo literario. Tal vez las copas del relato nunca existieron en la realidad fáctica -pero Neruda era un coleccionista de objetos diversos-, que le sirven al narrador para realizar el montaje narrativo.
En la apertura, Neruda en su encuentro con el capitán del Winnipeg le elogia unas copas donde se sirven un coñac, mientras el oficial responde que colecciona cristales algunos de los cuales están a bordo. Neruda, a su vez, dice: “Yo también tengo mis aficiones, colecciono lo que despierta mi interés”. Al finalizar el encuentro preparativo del embarque, el capitán regala las copas al poeta. En el desenlace del relato, Neruda obsequia las copas a Manuel Barberé en un encuentro en una feria del mar en Valparaíso: “Quédate con ellas. Pertenecían al capitán del Winnipeg y las traje para entregártelas el día de hoy”.
“Las copas de la memoria” es una novela histórica que se lee con interés y que nos permite adentrarnos en sucesos relevantes del siglo XX que han sido fabulados con solvencia autorial.
Ficha técnica:
Eduardo Bastías Guzmán. Las copas de la memoria. Santiago: Editorial Forja. 2022. 174 págs..

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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