El limón y los carteles en Michoacán



Michoacán.- Eran los primeros años de un nuevo milenio, los 2000 no solo trajo con la llegada del PAN al poder un cambio de gobierno nacional, también cambios en los carteles, entre ellos Los Zetas, un cartel que fue adquiriendo poder y territorio en México, gracias a las negociaciones con líderes criminales de otros carteles sobre todo en el norte, sin embargo, poco a poco fueron incrementando su alcance a regiones de alta producción económica, agraria e industrial sobre todo por el tema de extorsión y secuestro.
Así que la escuela de Los Zetas llegó a tocar a productores aguacateros, en la región Uruapan, surgió un cartel que llevaba como encomienda proteger de la extorsión y secuestro a gente de bien, según así lo expresaron en aquella pancarta dejada junto con 5 cabezas que sacaron de bolsas negras y fueron dejadas en la pista de un bar, así se anunciaba el rompimiento de alianzas con el grupo armado de Los Zetas, pero también el empoderamiento de La Familia Michoacana en aquel 6 de septiembre de 2006.
Productores, empresarios y comerciantes fueron avisados, ya no existiría “extorsión como secuestro”, se fundamentaba que únicamente pedirían cuotas voluntarias para contar con la protección, así que la Familia Michoacana no solo llevó una campaña de miedo también de reclutamiento, por otro lado, encontró una ventana de oportunidad al incrementar sus ingresos por medio de un negocio que no tenía que ver con la fabricación de drogas.
Sacando jugo
Los empaques como las huertas de limón empezaron a crecer a un ritmo acelerado, en 2010 se producían 432 mil toneladas para 2022 pasó a 856 mil 738 toneladas provenientes principalmente de los municipios de Apatzingán, Buenavista, Parácuaro, y parte de Múgica.

La Familia Michoacana comenzó a controlar los días de corte, debido a que la gran parte de los empaques estaban bajo su yugo, productores aún podían vender su producto con un costo más bajo en zonas que no tenía injerencia, productores comenzaron a dejar un porcentaje “voluntario”, así lo denunciaron.
La ruptura de sus líderes llevó al surgimiento de un nuevo cartel, bajo el nombre de Los Caballeros Templarios, así comenzó otro camino de sangre para Michoacán, con una base de operaciones en la zona de la Tierra Caliente, los productores de limón, papaya, jitomate
y cualquier otro fruto tenían que pagar un impuesto por cada kilo.
En el caso del limón se impuso 20 centavos por kilogramo, tres días de corte y un castigo monetario o hasta la quema de vehículo a todo aquel productor que no acatara las reglas, si lo cometía por segunda ocasión o denunciaba los hechos era con su vida como lo tenía que pagar. El cobro se comportó por la oferta y demanda.
En 2013, el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció que existía un aumento en el costo del producto de limón debido a una plaga de dragón amarillo, meses después tuvo que aceptar que existía un grave problema de inseguridad y de ingobernabilidad en municipios que se levantaron en armas, como fueron Tepalcatepec y Buenavista, este último principal productor en Michoacán.
El estado era gobernado por el PRI, cuando en 2013 cansados por las extorsiones como por el control de su trabajo, cortadores salieron de sus comunidades para encontrarse con el secretario de gobierno, Jesús Reyna García en 4 caminos en el municipio de Múgica, las autoridades hicieron oídos sordos, a su regreso terminaron masacrados 14 limoneros.

Llegó 2014 y fue anunciado el Plan Rescate Michoacán con 45 mil millones de pesos, de esos Sagarpa aumentaría de 2 mil 500 millones a 3 mil millones los apoyos a productores afectados por el Crimen Organizado llamado Caballeros Templarios.
Posteriormente los grupos de auto-defensa se conformaron y operaron de la mano de las fuerzas federales, como también de brazos armados como Los H3 y Los Viagras bajo el cobijo del gobierno que los armó y hasta uniformó, estos grupos fueron desplazando en operación a Los Caballeros Templarios. Hoy en día se repite la historia y continua el cobro de piso, la extorsión a limoneros que ahora deben pagar un impuesto de un peso por kilogramo del cítrico.



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