Elecciones de medio mandato en EEUU: Donald Trump enfrenta su prueba de fuego ante la “caravana” demócrata


Este martes 6 de noviembre son las elecciones de medio mandato en Estados Unidos (“midterms”), que han sido interpretadas como un virtual referéndum sobre el Presidente Donald Trump.
Se trata de las primeras elecciones legislativas desde la llegada del controvertido magnate a la Casa Blanca, en donde se dirimirán los 435 escaños de la Cámara de Representantes más un tercio de los cien asientos del Senado, al igual que una treintena de gobernaciones y cientos de cargos públicos estatales y locales.
Inevitablemente, estos comicios giran sobre la figura de Donald Trump, ya que quien logre controlar el Congreso de Estados Unidos marcará los dos últimos años del gobierno antes de las elecciones de 2020. Así lo revela Trevor Thrall, académico de política exterior en la Universidad George Mason y el Instituto Cato, en declaraciones a Deutsche Welle: “Estas elecciones suelen ser un reflejo de la popularidad del Presidente”.
Y así lo entiende Trump también: “Necesitamos que voten por una Cámara Baja republicana y un Senado republicanos para que podamos continuar este increíble movimiento, el mayor movimiento que ha visto jamás el mundo”, dijo en un acto de campaña en Belgrade (Montana).
Demócratas versus republicanos
La oposición representada por los demócratas aspira a recuperar el control de alguna de las cámaras del Capitolio, ahora en manos republicanas.
Y hasta ahora los sondeos les son favorables. Incluso, algunos expertos creen que este año se puede producir lo que se conoce como “una oleada”, que ocurre cuando un determinado partido logra una contundente victoria, señala la BBC.
De ganar los demócratas, los republicanos podrían tener dificultades para aprobar determinadas leyes, como reformas impositivas, salud o la migración, en boga en esta última etapa de campaña debido a la masiva caravana de migrantes que avanza desde Honduras. “Las audiencias y el discurso público cambiarán mucho si los demócratas toman el control de la Cámara de Representantes, porque asumirían el arbitraje en las acciones administrativas en general, incluidos los cambios administrativos en la aplicación de la ley de inmigración”, apunta a DW Frances Lee, académica congresista de la Universidad de Maryland.
Asimismo, si los demócratas logran recuperar la Cámara de Representantes, podrían interferir en la política exterior de Trump. De este modo, examinarían la ofensiva del Gobierno contra los inmigrantes indocumentados e impulsarían la investigación sobre las conexiones de la campaña de Trump con Rusia, por ejemplo.
Pero también la reconquista demócrata de una o dos cámaras del Parlamento sería un balance en política interior, gracias a que la Constitución le concede al Congreso más atribuciones en este campo. Más empoderados, podrían frenar los planes republicanos de eliminar el seguro médico introducido por Obama, por ejemplo.
En cambio, si los republicanos se imponen, el mensaje será que el país valida su sorprendente triunfo de 2016. Consciente de la importancia de estos comicios, Trump ha multiplicado su presencia en terreno. “Nadie ha trabajado más duro, especialmente cuando su nombre no está en la papeleta, como el Presidente Trump”, afirmó Sarah Sanders, la portavoz de la Casa Blanca, al comentar la agenda presidencial, en una entrevista en la cadena conservadora Fox. Una de las armas favoritas de Trump ha sido la caravana de migrantes. En varios discursos, el Presidente de EEUU ha advertido que no dejará que las “malas personas” entren al país.
“Los demócratas quieren invitar a caravana tras caravana de inmigrantes indocumentados para que invadan nuestras comunidades, acaben con nuestros recursos y abrumen a nuestro país”, acusó Trump en un mitin en Montana.
Pero mientras el Mandatario ha desplegado toda su presencia, también lo ha hecho su antecesor, Barack Obama. El demócrata ha jugado un rol clave, y visiblemente cansado y afónico por los días en que ha estado en campaña alrededor del país, ha sido insistente en su llamado a acudir a las urnas.
En tal sentido, Obama ha dicho que una forma de llamar a la responsabilidad al Gobierno es votar, porque “el carácter de nuestra nación está en juego”. “Cuando se vota, cuando se participa en el proceso político, se puede tratar de controlar la mala conducta” de los candidatos, afirmó en uno de sus últimos discursos de campaña, en obvia referencia a Trump.

 
El sistema electoral
Mientras toda la Cámara de Representantes se elige cada dos años, en el Senado los miembros de la Cámara Alta tienen mandatos de seis años, escalonados de forma que solo un tercio de los 100 escaños se elige cada vez.
Las encuestas dibujan un panorama favorable para los demócratas en la Cámara Baja, donde necesitan ganar 23 escaños para recuperar una mayoría que los republicanos han ostentado desde 2011.
En tanto, este año, se eligen 35 escaños del Senado. De ese número, demócratas e independientes cercanos a los demócratas defienden 26, incluyendo 10 de estados en los que Trump ganó en 2016.
El problema para los demócratas es que tienen que defender más asientos que los republicanos, y en estados especialmente conservadores.
Así las cosas, el Partido Republicano todavía tiene la oportunidad de retener -o ganar- terreno en el Senado, la cámara que tiene el poder único de confirmar nombramientos ejecutivos y judiciales y ratificar tratados internacionales.
En tanto, de las 36 gobernaciones en disputa, 26 están en manos de los republicanos. Estos puestos son claves en las campañas presidenciales, dado que los gobernadores juegan a menudo un importante papel en el apoyo a los candidatos de su partido, buscando donantes o movilizando a los voluntarios.



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